Eras una hermosa mujer de cuarenta años,
algo en ti me atrajo desde el comienzo,
tu soltura, tu informalidad, tu actitud felina.
Yo no cumplia los veinte años,
pero te sentias fatalmente atraida,
me mirabas con deseo, rogandome con la mirada.
Tu sabias que tu esposo te engañaba los sabados,
el lo sabia, yo lo sabia, tu lo sabias.
No tardaste en invitarme una copa en tu departamento.
Yo acudi ansioso en busca de nuevas experiencias.
Tan pronto entre, con una sonrisa sensual,
cerraste con cerrojo a tus espaldas.
No necesitamos una copa para saber que somos
una pareja que se busca con celo, con ansia, con deseo,
me dijiste al entrar.
Tiraste a la alfombra tu vestido de una pieza,
y ya desnuda me besaste locamente,
me empujaste hasta el sofa,
mientras me quitabas la ropa.
Tu tenias el secreto encanto de una conservada belleza,
y de una experiencia en amores poco comun.
Solo tuve que dejarme llevar...
despues de varias horas de entrega me dijiste
que serian nuestros los atardeceres de sabado,
y me mostraste la luna nueva.
No soy celosa me acotaste, puedes tener una chiquilla,
pero lo olvides a tu tia, ironisaste, que te precisa consigo.
Por respuesta te bese en los labios,
y te dije: nadie mas que tu me comprenderia asi.
El cielo se pintaba ya de estrellas,
y de ilusiones mi alma aventurera cuando sali de tu casa,
con sabor a rouge en los labios...y
silvaba una vieja melodia de amor.
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