Así desperté o quizá, me despertaron tus mensajes en una mañana donde solo sonaba el repiquetear de las gotas de lluvia sobre el techo; ¿era lluvia? Hasta eso desconocía, no así las sensaciones que provocabas en mi interior, entre mis muslos. ¿Eran reales? ¿Fueron un sueño? ¿Solo un deseo prologado durante demasiado tiempo? Te pensaba, sí, no te voy a engañar. Te imaginaba, también, al mismo tiempo que mi deseo llevaba de manera inconsciente a mis dedos al teclado..., o al móvil...., o a mi cuerpo.
¿Querrías estar tú en él?
La misma rutina cada día. Una alejada de ti, de tus ojos, de tus manos..., y en ella, solo sobrevivía todo lo que mi cabeza creaba en nuestro universo paralelo. Tan diferente al real; tan parecido a lo que esperaba en otra vida. Pero... ¿tenía que esperar a otra vida? ¿Y si no te recordaba o ni siquiera pasaba lo que Brian Weiss relataba en su libro Lazos de Amor? Demasiadas preguntas sin respuesta atenazaban mi cabeza, demasiados posibles sin convertirse en reales. Demasiado todo; y nada suficiente. Así pasaban mis días, algunos más intensos mientras otros solo llevaderos. ¿Y los tuyos? ¿En cuántos de ellos estaría yo presente? Era morir en vida solo prensarlo, más... dramatizarlo. Imaginar cómo serían mis días, quizá solo algunos de ellos, sin que tus manos estrecharan mi cintura, sin que tus besos humedecieran mi cuello, sin que tu mirada encontrara la mía.
¿Querrías estar tú en ellos?
Nah, todo era agua de borrajas... pero sin embargo nada queda como estaba. Imposible contigo desde que nuestros caminos se cruzaran. Ese día. Ese que nada salió cómo mi cabeza esperaba sino que lo hizo mucho mejor. Ese día que tantas noches había soñado y tantos días había fantaseado. Ese momento en el que conocí el sabor de tus labios y la profundidad de tu mirada. Ese en el que mi sexo se puso en marcha de manera diferente y nunca más fue como era. ¿Mejor? No lo sé, quizá solo diferente.
¿Querrías saber cómo está en la actualidad? ¿En su presente sin ti? ¿En el que solo permanece tu recuerdo?
Piénsalo, sopésalo... abraza ese pensamiento como si me abrazaras a mí. Porque... ¿qué es la vida si no nos perdemos en un abrazo entre los brazos perfectos? Esos en los que nos acoplamos de manera perfecta. Nuestros sexos, nuestros cuerpos y hasta nuestras almas se conocen antes de presentarlas... como tú y yo aquel día.
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