Algo extraño note en su mirada esa mañana, una mirada de mujer. Me besaste la comisura de la boca, vienes y me lo dices: te he amado desde niña, mañana cumplo dieciocho años y quiero ser tuya.
Pero hija, conteste, soy tu padre adoptivo, seria muy cruel para mi.
A lo que repusiste: si no me amas asi, dire que abusabas de mi desde niña.
Estaba metido en un tremendo forro. Como saldria de esta?
Afortunadamente mi esposa, a quien no se le iba una sola, escucho tras la puerta.
No sera asi, dijo, mientras mi hija adolescente lloraba con pena haber sido sorprendida.
Su llanto me conmovio. Despues del consabido sermon familiar, ya por la tarde, la busque sigilosamente, y le dije con ternura: cumpliremos tu anhelo, ya veras, has llegado a mi corazon. Tu sonreiste y volviste a besar timidamente la comisura de mis labios.
Era para los dos un secreto muy hermoso, mas alla de los prejuicios, amor genuino.
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