4º.- Gurp detuvo el tiempo:
Un día Gurp salió de su casa a caminar sin rumbo. Era algo que solía hacer cuando no tenia nada que hacer, y esto sucedía muy frecuentemente. Tanto, que ya muchos vecinos le saludaban al pasar por el simple hecho de verlo deambular aunque no supieran a ciencia cierta quien era él.
Un pibe lo saludó al verlo pasar y le dijo: -hola Gurp, ¿ donde vas?
Voy a la montaña, respondió Gurp.
-¿ Para que?
-Trataré de llegar a la cima.
-¿Te puedo acompañar? , preguntó el pibe. A lo cual Gurp accedió.
- Pero Gurp, la montaña es bastante alta.
-Si, lo parece vista desde aquí; pero vayamos andando.
Así, ese día, comenzaron a recorrer juntos el camino. Cada tanto Gurp se detenía e invitaba al pibe a volver la vista atrás y observar cuanto habían recorrido ya. Otras veces el camino será mas empinado y suponía un esfuerzo mayor pero al llegar a cierta altura Gurp invitaba al chico a observar el paisaje desde cada vez mas altura.
El muchacho entusiasmado veía un panorama que antes no había apreciado. Desde lo alto las cosas parecían mas pequeñas, las casas eran casitas y lo coches parecían cochecitos y hasta aquellos grandes buses parecían de juguete. Y ni comentar de las personas ya que aquel con quien el chico se había enfadado ya era como una insignificante hormiga.
Y así siguieron adelante en su camino de subida donde a veces hacia frio y costaba andar entre la tupida vegetación. En otros momentos llegaban a un llano donde daba el sol, la temperatura mejoraba y hasta llovió y granizó al llegar a cierta altura y se tuvieron que refugiar por un buen rato obligados a hacer un alto en su camino.
Por suerte llegó un tramo con buen clima y flores silvestres que alegraban la vista. La altura de la montaña, aquella que parecía tan alta vista desde abajo ya no era tal. La cima estaba cercana y eso les alentaba para seguir andando. Subir y subir era un aliciente que compensaba el esfuerzo.
Las horas pasaron rápidamente hasta que al fin llegaron a la cumbre y desde la altura pudieron ver todo el panorama desde arriba y darse cuenta incluso de que estaban lo mas alto que era posible llegar. Gurp le hizo ver al pibe que las cosas parecían mas pequeñas observadas desde cierta altura.
En la cara del muchacho se dibujó una sonrisa de satisfacción luego de haber recorrido el camino, de superar las dificultades y de comprobar que aquellas cosas que le parecían tan grandes ya no lo parecían tanto vistas con perspectiva.
Y fue allí, en la cima de la montaña cuando el muchacho viendo que ya no había lugar mas alto al que seguir escalando y que ahora todos los caminos eran de descenso cuando el pibe preguntó:
-¿ Gurp, ya hemos llegado hasta aquí? … ¿ Para que hemos llegado?
Se produjo teatral y breve silencio y el tiempo se detuvo por un instante antes de que Gurp le responda:
-Hemos llegado solo para seguir andando.
FIN
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