Éramos tan diferentes, como el agua y el aceite difícil de mezclar a la misma temperatura, por exceso de deseos contenidos, decidimos poner a prueba nuestros sentimientos, explorando un arcoíris de posibilidades.
Había cambios bruscos en nosotros, pasábamos del frio al caliente, del tibio al ardiente, éramos como el viento rebelde en un mar abierto adentro de dos dimensiones, en medio de la tormenta encontramos nuestro equilibrio, el caos intensificaba nuestras emociones, teníamos un amor contra corriente al mundo.
A nuestra manera éramos felices, le quería más allá del placer, con el aprendí que el amor no existe fronteras, que no hay hora para llegar y tampoco para marchar.
Teníamos un romántico plan, en la noche del baile de graduación, me entregaría a él sin reservas como prueba de mi amor. Sería un día muy especial, cuidando todos los detalles, sería inolvidable donde dejaría de ser niña en definitiva, para transformarme en mujer entre sus brazos.
Pero el destino tenía un plan diferente para nosotros, en aquel día, mi amado apresuraba sus pasos por llegar cuando un accidente lo abrazo, chocando en contra de su coche un conductor que iba hebreo por la carretera.
Recuerdo como si fuera hoy estar esperándole en mi casa, con un vestido de fiesta escogido cuidadosamente por él, cuando sonó el teléfono en una llamada de dinamitas, lista para explotar y desmenuzar mis sueños.
Podría palpar mi tristeza como algo visible de tocar. Nada era invisible.
Hoy, han cumplido 2 años y por primera vez, he reunido el valor para ir a visitarlo.
Me pondré mi vestido de fiesta, llevare flores, una botella de champán con 2 copas, su música favorita y un regalo para él.
Descansando en un metro de cimento frio y solitario, ahí estaba mi amado. Me acerco, le pongo las flores, sirvo la champán en las 2 copas, pongo su música favorita y le digo;
- Siento haber tardado tanto amor mío.
- Ya estoy aquí.
- ¿Bailas conmigo?
- Cerrare los ojos y al compás de la canción, sentiré como tus brazos contornaran mi cuerpo, sentiré tus manos y bailaremos.
- Te amo y siempre seré tu niña, me niego a ser mujer si tú no estás aquí para transformarme entre tus brazos.
- No es justo lo que me has hecho, dejarme aquí sola pero tengo un regalo para ti.
- Te perdono.
Comentarios
COMENTAR
¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales