AMARTILLADOS CLAVELES
Amar la nueva imagen.
El validar, los claveles, del sistema.
Ideal del plástico, claro y sencillo.
¡Del experto navegante!.
Mal de muchas decisiones del vacío.
Encarnado del jardín.
En seca flor de arena.
El encuentro, previo, del registro.
¡Convento del agradable traspaso!.
¡Maldito momento rápido!.
No, no, amartillados claveles, no, no.
Solo claveles
Azucenas, margaritas del consuelo.
Flor del amor.
Flor del agradable canto.
A lo lejos, esclavo, del reloj.
Través de martillos obstinados.
De los dientes impacientes.
¡Las goteantes vestiduras!.
Rejas, en el pecho... Aterrado.
De licores, de plácidas criaturas.
La sepultura, torturada.
¡Obscuridad y balbuceo!.
De íntimas fragancias.
Jazmín, nardo, dalia.
La muerte, igual, de inerte... Hela.
Hela aquí, allá, ó en cualquier parte.
Amartillando.
Clavos espinosos de diademas enamoradas.
Coronas.
¡De la vida, de la fosa, ociosa!. A veces.
Símbolos, del metal mortal. ¡Sonoros!.
Ingenuos imprevistos.
De horizontes erectos.
La fiebre, con la metálica, feroz,
indiferencia, de repente. ¡Lenta!.
Las hay, aún, muramos primero.
Ultimas cabalgaduras.
Palabras en éste mundo.
¡No de ternuras, ni de verduras, ausentes!.
Escritas, están, por los campos, de la vida.
Cuando se desclaven los martillos.
¡Qué alguna vez será!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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