Asombrosamente Cambiante
Tímida la sombra con su esplendor
Reluce en el corazón fatal de luz
Ciego capaz de sobornar al mar
Con la sal plantada en miel.
Por el río de cabello plateado
El sueño vuela dorado
Con el olor de música azul.
Allá en la inmensidad instantánea
Ha quedado la eterna noche
Desgranándose de una estrella
Minúscula vértebra del horizonte.
Por la cabaña que saluda
Mi camisa trás la risa
Con el dolor de ventana rota.
Anulado o crecido el misterio
Fúnebre arroja la esperanza
Testigo del vacío deshecho
Con la satisfacción sepultada.
Por el día de color sucio
La tarde perfora el otoño
Con el sabor del pálido tiempo.
Nada, en el agua, una lágrima
Salada en la sangre invernal
Navegando en la tierra seca
La paja en el arrecife muerta.
Por la espuma de la esquina
El viento lee el periódico
Con el párpado del clima atroz.
En tanto la soledad se embriaga
Con la espuma de primavera
Que mece al fuego tibio
Con el hielo en el verano.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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