El tiempo se puede detener

Me hizo prometer que le compraría un globo, así que mi limitado fondo de ahorro estudiantil sufrió un sacrificio en nombre del amor. Ya estando en el mirador y contra mi inclinación por uno en forma de oso Julia escogió un globo de muchos colores.

Después de andar por ahí y animado por el dulce del helado me atreví a preguntar: ¿Qué es lo más grave que has hecho en tu vida?

No lo sé Alex  –contestó  frunciendo el ceño- además ¿quién hace ese tipo de preguntas en la primera cita?

Lo que pasa -retome la plática intentando no reírme- es que te apellidas Calamidad y esa puede ser una advertencia de la vida, uno debe saber a lo que se atiene…

¿Con qué tipo de personas te has encontrado? –me preguntó  divertida y después confesó: mis amigas cuentan que eres extraño, la verdad no imagine que tanto.

Gracias viajera interplanetaria–contesté haciendo una reverencia infantil-  nunca me habían hecho un mejor cumplido.

¡Pues no sé! –se quedó muda y rompió el silencio segundos después: ¿nacer?

Diré que me cogió por sorpresa y lo revele en el acto: la verdad no entiendo…

Empezó a burlarse y atacó: pues tú pregunta bobo, nacer es lo más grave que he hecho…  ¿y tú?

Temí responderle, así que me escape por la fácil: la ciudad se ve muy bonita desde aquí.

Tramposo –replicó mordiéndose el labio inferior - no contestas.

-Había escuchado que el tiempo se puede detener y lo comprobé ahí, viendo su sonrisa filtrada a través del cabello revoloteado por el viento, justo en el instante cuando nuestras miradas se encontraron-

Probablemente lo que voy a hacer ahora –le dije con un hueco enorme en el estómago, me incline y la besé en la mejilla-

Si fue grave –dijo claramente sorprendida- ¿qué tal si nos enamoramos?

Yo no podría estarlo más –respondí- ¿a ti te gustaría intentarlo?