Lo pensé de buena mañana.
Pude susurrarte
con unas ciertas garantías.
No lo hice.
Las ideas surgieron después,
y también las ganas de vivir.
Nos comentamos
algunas injerencias
con vaivenes suaves.
Llegó por sorpresa el momento.
Nos dejamos ir.
Nos experimentamos.
Tras el diluvio
vino la emoción intensa.
Ahora nos hemos propuesto avanzar
con esa fuerza señera
que nos ha de empeñar
con cercanías varias.
Las promesas por fin se cumplen.
Es tiempo de ello.
Repasamos
con una vuelta encendida
el amor que nos profesamos.
Es mucho.
Como el buen vino
nos mejora.
Por eso no nos apartamos
de lo que supone esta meta
que es promesa cumplida.
Lo pensé de buena mañana.
Quizá debí ir a verte en ese instante.
Puede que ése fuera
mi mayor cometido.
Ahora trato de enmendarlo.
Me emplearé a fondo.
Juan Tomás Frutos.
Comentarios
COMENTAR
¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales