Aguas Milagrosas

Hay ríos que detentan cualidades prodigiosas, extrañas a su propia naturaleza. El Ganges, por ejemplo, es el río sagrado de la India, capaz de limpiar los pecados de los mortales y liberar sus almas en el camino hacia la resurrección. Ciertos ríos centroamericanos, según las cosmovisiones nativas, están habitados por espíritus femeninos, y las mujeres son sus principales guardianas.

El arroyo Tres Puntas es un delgado cauce de agua que sólo los lugareños de una lejana localidad del Sur conocían. Años atrás, los niños y adolescentes de la zona iban allí a pescar ranas. Sin embargo, hoy es visitado por numerosos turistas locales y forasteros. ¿La razón? Al parecer, sus aguas atenúan los efectos de la infidelidad. Vale decir: con solo una inmersión, las personas engañadas por sus parejas pueden mitigar el impacto emocional que aquella deslealtad les provoca. No es que la víctima de infidelidad olvide la traición: los efectos de una zambullida en el torrente la ayuda a sobrellevarla.

Hacia allí van los damnificados para aplacar sus melancolías, iras o insomnios. Víctimas y victimarios comparten chapuzones en el delgado y mugroso hilo de agua del modesto arroyo. Es más frecuente de lo que se cree la visita del afectado junto a la pareja de verdugos que le prodigaron la infidelidad. Los lugareños engordan sus arcas con los austeros puestos de bebidas y comidas al paso, y un pequeño parador, singularmente llamado Los hijos del Minotauro, se exhibe con letreros luminosos y contiene suvenires alusivos.

La presencia del arroyo milagroso ha hecho que hombres y mujeres blanqueen sus infidelidades. No vale la pena convivir con el secreto: por el precio de un chapuzón, la persona engañada logra amortiguar el impacto emocional y hacer su vida más placentera.