Fóllame Andrés (1ª parte)

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Salí de una conferencia sobre las 5 y quedé para tomar una caña con Andrés. Todo fue muy bien, muy fluido pese a que al principio me mantuve algo distante y orgullosa por cómo se portó conmigo la última vez. Pero este chico tiene algo... o es el más listo, pero tiene un cuerpazo y cuando suelta sus perlas junto a esa sonrisa suya... me pongo hecha una charca, de verdad, estaba en el bar sentada de piernas cruzadas con unas ganas terribles de quitarnos los pantalones y ponernos ahí al asunto.

- Oye ¿Qué tienes que hacer ahora?

- Nada.

- Podemos ir a tu piso y... no sé, improvisamos

- Mmm bueno, por qué no.

Y para allá que fuimos. Nada más llegar, ahí en el salón empezamos el jaleo. Nos quitamos todo menos la ropa interior en cuestión de segundos, empezó a frotarme el coñito por encima de las braguitas, ahí ya no pude más, empecé a besarle el pecho y fui bajando poco a poco hasta sus calzoncillos, los quité y justo cuando tuve esa barra de carne frente a mi cara la agarré, le miré a los ojos y me la metí en la boca. El intentaba gemir de manera muy escandalosa, pero sabía que si se pasaba de teatrero yo pararía jajjajaj. Empecé a combinar caricias en los huevos con suaves lametones por su glande.

La polla de Andrés me resulta deliciosa. Tiene el grosor perfecto, aun no siendo muy larga, y las venas perfectamente marcadas....uffffffffff, como me pone recorrer con la lengua esas venitas. Se nota si estás chupando una buena verga en que solo sentirla como avanza resbalando sobre la lengua para colarse hasta la garganta el coño se te encharca: Estaba cachonda perdida y ansiosa de recibir su tibia recompensa. Así es que me enfrasqué en el trabajo y seguí mamándosela,  jugueteando con ella con mis labios, con mi lengua y con los dientes a la vez que se la meneaba. Tirando a fondo de la piel hacia abajo para dejar libre su imponente glande.

Andrés comenzó a gemir sin control, así que dejé de meneársela y dediqué unos cuantos minutos a comérsela utilizando solamente mi boca. La tenía durísima y cada vez que salía de mi boca saltaba ante mis ojos como un resorte, brillante, con las venas colapsadas de tanta sangre acumulada. Y cuando se metía dentro de mi boca mis labios se ceñían con firmeza al tronco y mi lengua jugueteaba revoltosa en la parte inferior de su polla.

Él estaba ya a apunto de correrse. Tomó mi cabeza con ambas manos y comenzó a dirigir los movimientos. Sacaba y metía la polla con fiereza hasta la campanilla, lo que me hizo babear sobre ella. Coloqué ambas manos en sus caderas para frenar un poco su ímpetu y cambié entonces la suave presión de mis labios por el roce de los dientes contra su piel. En ocasiones apretaba con saña, haciéndole chillar de placer.

Ahhhhhhhhhhh, ahhhhhhhhhhhhh, ahhhhhhhhhhh......la polla palpitaba en mi boca con cada gemido, anunciando así la proximidad de ese orgasmo que yo tanto anhelaba, así que le empujé hacia atrás, saqué la polla de la boca, la abarque con mi mano derecha y comencé a hacer vibrar mi lengua sobre el frenillo mientras le pajeaba a conciencia. No hizo falta mucho más porque Andrés soltó un profundo gemido y a renglón seguido su polla empezó a descargar su jugoso néctar sobre mi boca........mmmmmmmmmm, caliente y abundante, el semen resbalaba por mi barbilla hasta caer sobre mis tetas. Me relamí mirándole a los ojos con esa cara de gata en celo que sé que tanto le pone, mientras mi mano seguía pajeándole para escurrir hasta la última gota.

A todo esto mis braguitas estaban empapadas y mi coño berreaba pidiendo guerra, así que me incorporé, acerqué mi boca a su oído y en un susurro le hice saber lo que quería que me hiciera:

- ¿Sigues con ganas, nene?

- Claro que sí, contigo siempre...

- Pues soy toda tuya - le dije mientras echaba su mano a mi coño, el empezó a relamerse mientras palpaba mis húmedos labios por fuera de la ropa interior. Me tumbó boca abajo, me bajo las braguitas, me quitó el sujetador y empezó a frotarme el clítoris y el culito suavemente. Agarró su polla jugueteando con ella en mi coñito, usándola como una brocha restregándola contra mis fluidos. Estaba a mil, me agarraba como una gata a las sábanas y ya exploté "Dios, métemela ya". Por fin la verga entro dentro de mí, tímidamente al principio, pero vigorosamente al cabo de unos segundos. Era toda suya, en el espejo de la habitación podía verme sujeta por el culo disfrutando de mi premio mientras el bueno de Andrés me follaba con pasión. Mis tetas chocaban entre ellas, mi pelo se sumía en el caos del sexo salvaje, mis tiernos gemidos se convertían en suplicas por que mantuviera el ritmo y la intensidad de la penetración ("Más, más joder, qué rico Mmmm!!") y él había dejado su orgullo masculino de lado para expresar el gozo del momento ("Oh, Andrea, eres genial). Su pelvis impactaba contra mi culo sin parar. Estaba a nada de correrme cuando de repente sacó su verga....ufffffffffff....estaba realmente al borde del orgasmo y al salir la polla mi vagina comenzó a palpitar de placer.

Entonces agarró con firmeza su miembro y colocó la punta en el ano, me abrió las valgas con sus manos y de un solo empujón, pero con la delicadeza que requería el momento, me la embutió hasta que noté sus pelotas chocando con mi trasero. "Ahhhhhhhhhh...... diosssssss Andrés, ahhhhhhhhhhh, qué bueno siiiiiii!!!!!", exclamé. "Muévete joder", le ordené, y comenzó una follada bestial que me hizo retorcerme de placer. Su polla entraba y salía sin descanso. Una mano me agarraba por las caderas, la otra se enfrascó en acariciar mi clítoris. Ufffffffff, me tenía loca. Cada vez que su pelvis chocaba con mis nalgas yo acompañaba el movimiento dejándome caer hacia atrás para que la clavada fuera más intensa.  Sentía su polla abrasándome por dentro y el frenético roce de sus dedos sobre mi clítoris me hizo mojar hasta los muslos. Tenía una polla de ensueño y me estaba haciendo gozar como una loba. Mis tetas saltaban de un lado a otro con cada embestida, estaba tan excitada que no tardé en sentir las primeras descargas que preludiaban el regreso del orgasmo que hacía unos minutos había quedado interrumpido. Andrés percutía con ganas, sacando la verga por completo y enterrándola a continuación hasta la empuñadura. Diossss,, sentí entonces una intensa descarga que hizo que mi cuerpo se arqueara y, entre jadeos, estallé en un intenso orgasmo que parecía no acabar nunca. Tal fue la intensidad que creí que iba a marearme de gusto, cuando Andrés pegó un empujón bestial que me hizo ver las estrellas, justo cuando su polla empezó a descargar semen hirviendo, inundando mi culito.

Se dejó entonces caer sobre mí, sobándome las tetas con su polla palpitando todavía dentro de mí. Fue un polvazo de leyenda desde luego.


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