La vi entrar con su suetercito azul, sentí la misma emoción de las citas antiguas y la memoria corporal le indico a mis manos que el momento de sudar había reaparecido.
Por un momento pensé que sería incómodo –me confesó- venir por aquí otra vez después de tantos años…
¿Y cómo ha sido? –pregunté-
Perfecto –dijo sin dejar de comer- el postre sabe igual que la primera vez.
Me alegra mucho Julia...
¿Qué? –preguntó en un momento determinado, probablemente motivada por la atención de mis ojos a cada una de sus reacciones-
Nada, hacía tiempo no me sentía completo –le dije; derivamos hacía pláticas inexplicables, necesarias, se atrevió a preguntarme que cambiaría de ella.
Después de considerarlo un poco atine a decirle: La torpeza de tus dedos cuando tocas el piano, por ejemplo, me parece un espectáculo bochornoso.
Que malo eres – contestó apenada- al menos me divierto intentándolo…
No he visto a un ser que se ría de sí mismo con tanta naturalidad como lo haces tú –le dije- me parece abrumador.
-Note que de a poco recuperaba la mirada expectante que tenía cuando me enamoré de ella sin remedio a los 16-
Éramos dos astronautas perdidos en el bosque –dijo sin pensarlo, después me advirtió de que tenía que pensar bien lo que iba a contestar:
¿Qué es lo más grave que has hecho en tu vida?
Perderte –le dije de inmediato-
Aquí estoy otra vez –contestó con una seguridad brutal, después se rió y continuó- probablemente eso sea lo más grave Alex, ya te habías deshecho de mí.
Intenté sorprenderla: Yo limpie la casa por si deseas regresar
Traje mis cosas en el auto –respondió sonriendo-
Nota:
El tiempo se puede detener
Vals eterno
Barquitos de papel
El tránsito de la ciudad
Nosotros
Los buscadores del encantamiento oscuro
Perderte
Han sido publicados en este mismo foro y en diferentes oportunidades, cada uno de ellos pertenece a un humilde intento de historia breve llamado Universo aquí.
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