La vida sueña con vida,
y con ella nos dejamos llevar
por una senda que es
en la hermosura de una verdad
que comparte lo que somos.
Tenemos suerte.
Soñamos de nuevo
en una esquina que nos pertenece.
Nos adoramos
en la premisa que distingue
y traspasa los umbrales
de una emoción intensa.
Nos abrazamos.
La vida nos sueña,
y nos trae vida,
más y más vida,
que elucubra lo que nos gusta,
lo auténtico y genuino,
que compartimos.
Es ese todo, lo querido,
que nos invita a seguir
como si todo fuera
en ese sentido que nos declara
el amor por la certeza.
Hemos descubierto el camino.
El paraje contribuye
a una pura sintonía.
Nos movemos con ese aleteo
que nos invita a estar
donde nos queremos
con total suficiencia.
Hemos lavado las heridas,
que ya no nos duelen como antes.
Nos configuramos,
y somos en la red
que es pura adherencia.
Tenemos paz,
y lo cierto es que no necesitamos más.
Por ella apostamos,
con ella, compartida,
siendo nosotros mismos.
Es un sueño,
convertido en realidad.
Juan TOMÁS FRUTOS.
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