Alex ¿estás ahí?
-Ella sabía perfectamente que sí, porque aunque no hubiese querido estar hubiese estado, a pesar de mí mismo, de mi amor propio, ese que parece anularse cuando ella llama -
Quería preguntarte si…
Sí Julia ¿dime en dónde estás?
-La encontré sentada en la banca más desamparada del parque, temblando, llevaba puesto un suéter que no servía ni de adorno, la abrigué inmediatamente y escuche su historia mientras conducía, la misma que usa con el objetivo de hacerme creer que no estaba ahí por él. Mientras hablaba Morfeo la mecía en sus brazos, escuche en algunas ocasiones su cabeza golpeando contra el vidrio de la ventanilla, su risa por el hecho me pareció triste. Llegamos a su casa y me encontré al desastre en persona, instalado cómodamente y embriagado de hastío, la recosté en cama y corrí las cortinas para que durmiera profundamente. Alrededor del mediodía despertó y se impresionó por la pulcritud de la sala-
Hasta dan ganas de vivir aquí –dijo sonriendo-
¿Me estás contratando? –respondí siguiendo el juego-
No sé en dónde estaría si no fuera por ti –agregó intentando abrazarme-
No –le contesté inmediatamente, interpuse mi brazo y la aleje cuidadosamente- es peligroso lo que intentas.
Te enamorarías –me dijo burlándose, así que la afronte:
Quisiera tener el valor para para llegar al punto que creo estás buscando pero me alegro de ser cobarde.
¡Ay Alex! –me miró fijamente, cogiendo mi cara con ambas manos- nos puede gustar lo que encontremos…
Si no te da una pulmonía y te mueres –la interrumpí- me gustaría primero encontrar lo que ya perdiste.
¿Ah sí? –intentó retarme- ¿y qué es?
A ti misma…
Comentarios
COMENTAR
¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales