Reservas un amor
que luce de esperanza,
que nos lleva al deseo,
que cumplimenta
y arquea una curva
que propicia lo ideal.
Rescatas un propósito
de felicidad andante
que nos coloca
más allá del infinito.
Todo se torna perfecto,
o lo parece.
Reflejas la verdad
de una elucubración,
que nos une
a la diversión singular,
reiteradamente equilibrada.
Nos adecuamos.
Somos complementarios.
Respiras conmigo,
y yo soy por ti
todo lo que ansío,
y más y más.
Respondes a mis objetivos
e intereses señeros
con un toque de maestría
que me hace gustarme
a mí mismo, repito, por ti.
Resalto cuanto soy
en la fe de guardar
lo que merece la pena,
y de multiplicarlo, claro.
Repasas lo que hay,
lo que viene,
lo que me cuenta
ese propósito superior
que me emplaza
donde todo tiene
algo más de sentido.
Representas y vas
donde experimentamos
la decencia de ser
a partes iguales.
Bailamos de felicidad,
y algo más.
Juan TOMÁS FRUTOS.
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