Un supermercado en el cielo

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¡Tengo tanta hambre!

Hace mucho, que de nada me alimento.

Divagando por los caminos, siento que desvanezco y me abandonan las fuerzas.

Me entra un amargo temor, de que no me quede tiempo.

Tiempo que casi no tengo y que  cuando en mi abundaba, me faltaba sabiduría en utilizarlo.

Tiempo ingrato y olvidadizo de los buenos momentos vividos.

¿Cuánto tiempo sin causas lo regale?

¿Cuánto tiempo sin necesidad lo recibí?

Me distraigo y pierdo el sentido del tiempo, de un tiempo dispuesto a abandonarme.

No hay nada, nada queda.

El orgullo me abandona…

Como una estatua en postura de ¡Ayúdenme!

Espero a alguien, ese alguien desconocido que me quiera ayudar, con un corazón humilde y bueno, que me regale de su compasión en cifras de amor y humanidad.

Con estas cifras tan valiosas en mis manos, usaré lo que me queda de tiempo, del tiempo que mal gasté.

Buscaré un supermercado y compraré; Amor, empatía, humanidad, esperanza, compasión, misericordia, valor, voluntad, coraje, sabiduría, sensatez, paciencia, sinceridad, equilibrio, resiliencia, gratitud y doble porción de Fe.

Guardando toda la compra adquirida  en la dispensa de mi corazón, el tiempo vendrá a mí y ya no más lo gastaré en vano.

No volveré a tener hambre.


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