LA ERA DE LA IMÁGEN Y DERIVADOS
Por franciscomiralles
Enviado el 13/06/2019, clasificado en Reflexiones
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Hace unos pocos años que los cines de mi ciudad empezaron a cerrar sus puertas, por lo que a mí me causó una gran tristeza y no tan sólo por el hecho en sí puesto que Barcelona siempre ha tenido una cultura cinéfila, sino que también por el significado que a nivel generacional tenía. Era como si las personas que nos habíamos educado en aquellos "templos" de la magia audiovisual apenas contáramos para nada.
En función de este fenómeno un día un pariente mío que era mi antípoda tanto en emocional como en lo cultural me dijo con una frivolidad impresionante:
- ¡Ja! Ya lo ves. El cine que tanto te gusta bien pronto dejará de existir.
Mas como yo nunca he dejado de esforzarme en tener una perspectiva más amplia de mi entorno y que me ha obligado a no centrarme sólo en mi ámbito particular, a lo inmediato, le argüí a mi altanero pariente:
- Se acaba una manera, el formato tradicional de ver películas. Pero la imágen ha venido para quedarse y ahora se diversifica a través de otros medios.
Aquel sujeto no supo qué replicar y aquello me hizo percatarme que en muchos casos la gente habla por hablar; quiere dar su opinión sobre algo pero sin ningún fundamento.
Esta nueva manera de fascinarse por la imágen no es cosa de cuatro días. Pues cuando a finales de los años 50 del siglo pasado apareció la televisión y el público prefería quedarse en casa viendo concursos o una película determinada antes que molestarse en acudir a una clasica sala de proyección, los magnantes de los grandes Estudios de Hollywood se pusieron a temblar porque pensaron que se les acababa el negocio del Séptimo Arte, y enseguida se afanaron en producir grandes y espectaculares films para seguir atrayendo al espectador; aunque este desplegue de medios duró sólo un tiempo porque la mentalidad del público ya no era la misma que la de sus progenitores.
Como es evidente este cambio que afecta al mundo de la imágen con el tiempo se ha ido afianzando, y hace escasos días que un canal de televisión hizo un programa pretendidamente muy actual en el que se ponía a debate el papel del periodismo en relación con la tecnología, y asimismo la actitud del espectador con los medios audiovisuales.
Y a decir verdad los dirigentes del ente no sé a quienes pretenden engañar con los supuestos debates sobre cualquier tema porque éstos carecen de profundidad analítica; no se habla ni de sus pros, ni de sus contra. A esto se le llama falta de tradición democrática; de no saber discutir de un modo crítico y enriquecedor para llegar a alcanzar una posible verdad. Lo que hay más que nada es un juego dialéctico acerca de algo que crea la falsa ilusión de debate porque los canales televisivos al igual que la prensa escrita dependen económicamente de los partidos políticos, cuya ideología es sagrada y no se les puede cuestionar. Se vive más de los formalismos, de lo aparente que de lo real.
Este condicionamiento de los canales de televisión con los partidos políticos que buscan manipular al espectador se nota especialmente cuando los que gobiernan a la ciudad o a la nación si son una gente populista y demagógica, entonces la programación de este canal determinado será soez, casposa y vulgar. Pero claro como la vida en sí es tan difícil de sobrellevar sobre todo a causa del problema económico-laboral que repercute fatalmente en la convivencia familiar, y en la relación de pareja, es mejor no pensar en nada que para eso ya están los "gurús" mediáticos; los que están en el Poder; así como hay que dejarse seducir por los simplones estereotipos de los personajes de los culebrones y por las series nacionales, un tanto sádicas, muchas de las cuales son copias descaradas de otras producciones norteamericanas, pero como están ambientadas en nuestro país y además están habladas con nuestro idioma materno pasan por ser buenas, y originales. Mas tampoco hay que olvidarse de comprar, ¡ de comprar! puesto que en definitiva lo que más importa es consumir a toda costa para que no decaiga el sistema mercantilista en el que estamos inmersos.
Se podría decir que hay varios canales de televisión, y que uno es libre de elegir el que quiera. Esto es una falsedad tan grande como una catedral, porque la cantidad no es sinónimo de variación ni mucho menos de calidad, ya que cada uno de estos canales suele imitar a los demás en razón del criterio del Marketing aglutinador que a todos los rige.
- Internet, no ha conseguido desplazar a la televisión - dijo un invitado en aquel programa que yo vi sobre el mundo de la imágen.
Esta declaración a mí se antojó que era una solemne mentira. Resulta que yo conozco a varios jóvenes y sencillamente éstos intuyen en muchos programas de televisión un estado de ánimo, un discurso decadente, por lo que ellos prefieren elegir de un modo autónomo las películas o las series en los canales de pago.
Aunque por otra parte el hecho de depender del ordenador, del INSTAGRAM o de la tableta, eso está muy lejos de ser una panacea, porque se elude como alma que lleva el diablo el contraste de opiniones para poder juzgar con criterio propio. Según dicen el súmun de esta postmoderna manipulación informática son los famosos digitos, que le dicen a uno lo que tiene que hacer en todos los actos de su vida y no tiene que esforzarse en tener que decidir o de pensar por sí mismo porque se considera que la mente humana siempre se equivoca ya que está influida, distorsionada por sus emociones y sensaciones. Y este es un totalitarismo juvenil más temible que cualquier régimen político.
Por eso yo sugiero al amigo lector que siga mis pasos. Que lea buenos libros, que procure dialogar con todo tipo de personas de manera directa, e ir de vez en cuando al cine o al teatro y naturalmente atender cuando sea necesario a la tecnología punta.
Pues no hay nada en la vida que tenga un valor absoluto.
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