Hay momentos de soledad extrema que sobrecogen por segundos, minutos y horas. Te acuerdas, en esos trances, de los últimos, de los que pasan hambre, de los que mueren por enfermedad, de los últimos de una fila caprichosa...
Ves, no obstante, en paralelo, sus ejemplos de entereza. y te prometes que nada será en balde.
Sabes que pasarás, pero, mientras tanto, cumples con el deber de propiciar la alegría, la dignidad y el respeto. Hay mucho por llevar a cabo.
Fe y actitud
En comunicación hemos de acoger los supremos instantes, todos los que podamos, para nosotros y para los demás. Pensemos con el afán de dar con la dicha. La fe y la actitud, y no nos referimos únicamente a lo religioso, sanan. Busquemos las intenciones en óptimas moradas y desarrollemos consejos que nos han de adelantar resultados fructíferos con resortes poderosos.
Compromiso
No olvidemos que para ver hay que mirar y tener voluntad de entender. El sacrificio y la entrega a los demás son conceptos parejos que no podemos, ni debemos, olvidar en aras de la felicidad que perseguimos. El compromiso es signo de una vida plena.
Y una última reflexión. La vida es hermosa. No dejemos de soñar y de experimentar fantasías. Tenemos un largo trecho que recorrer.
Juan Tomás Frutos.
Comentarios
COMENTAR
¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales