Dispara.

El frío aire de marzo calaba mis huesos de la misma manera que el rocío del amanecer rozaba mi piel mandando una descarga eléctrica a todo mi cuerpo. Apoyado en la barandilla hundí la cabeza en mis manos sintiendo la impotencia correr por mis venas, la desesperación latiendo en mi foro interior. No sabia que más hacer para olvidar sus preciosos ojos o esa sonrisa que me volvía loco y me atormentaba por las noches.  Sí, cometí un error, me deje llevar por un impulso que no pude contener y hice lo que nunca pensé hacer. Quizá fueron los tragos de más o quizá fue algo que deseaba hacer desde mucho atras, no sabia decirlo con exactitud aunque sí sabia algo. Sabia que volvería a cometer ese error si tuviera oportunidad, porque al fin y al cabo esa era mi debilidad. Tu eras mi debilidad.

Entonces lo hice, no había marcha atrás. Dispare escuchando el hueco ruido en todo el callejón. Cierto era que te echaría de menos pero preferí eso a no tenerte o verte con otra. 

Así que lo siento pero nos veremos en el infierno preciosa.