ACALORADO
Sentado estaba el calor sobre ese día
con el sudor del verano lejano
el columpio balanceaba un otoño
con las hojas del libro enojado
corriendo entre letras y renglones
capítulos de nieve en un frasco cansado
miraba en su cara el espejo
con el simple suspiro del tigre
cuando tiene alguna idea del sombrero
en la cámara oculta del ropero
del niño que despierta en la escuela
del tornillo que duerme en la tarde
donde escapan los recuerdos del sueño
entre los bosques angustiados y asustados
por la comida sin apetito ni sabor
que cultiva la sed en el agua
y el mar en el corazón del viento
y los relojes en el tiempo perdido
por la eternidad de los tejidos ligeros
con la música mortal del silencio
cierro los ojos y te recuerdo
que vienes de tonalidades misteriosas
donde no hay alegría ni afán de sufrir
por la nocturna pena que ofrece el día
al calor que muerde una flama
recibiendo los favores del desdén
en el trasluz castaño de una promesa
donde la noche germina como un guijarro
encendiendo las estrofas del poeta...
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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