Un iluso esperanzado.

Abandone la ciudad y conduci hasta algun lugar, distante, sentia la necesidad de abstraerme, de ir mas alla, donde el silencio me estimule a pensar, mire el cielo y la luna se ocurece parcialmente es el eclipse de invierno. Destape el vino y me servi una copa, es un merlot suave con aromas a cerezas y ciruelas y notas a hierbas, la tiniebla me embriaga y me captura en su oscuridad abismal, ¡Que inagotable sensacion al estar en el medio de la nada! solitario, lejos de nadie y cerca de mi, puedo apreciar mi aliento y los sutiles rumores de los insectos y mamiferos rondando por las cercanias, es lo intrigante de no poder ver mas que unos pocos metros en este espesor, es la experiencia que te brinda el ser vulnerable, inerme al grandor natural, que te despoja de orgullos y egos y te vuelve terrenal y mortal, como una particula mas en este cosmo prosiguiendo el curso de la vida. Aqui estoy queriendome encontrar, tocando y sintiendo mi carne, cada musculo, cerrando los ojos y apreciando lo intimo, descubriendo y comprendiendo, que la estricta cordura adormece las almas, y que la normalidad comoda, conformista y rutinaria torna a los corazones grises, agonizantes en el insomio y expiran los deseos como en un funeral de obligaciones intrasigentes de sanos robotizados caminando hacia la hoguera, ¡Falta locura! en esta humanidad majestuosa, ¡Faltan de esos que llaman chiflados! militantes de lo imposible y pragmaticos de lo distinto, seres atrevidos que rompan con los esquemas, audaces sentimentales, amantes de lo simple y alienados soñadores, hoy me declaro insano, un bohemio, un iluso esperanzado, por que no hay sueños esteriles cuando la voluntad se embebe de amor y la pasion es el combustible del mecanismo impulsor. ¡Me sirvo otra copa! y dejo que el vino se extinga en mi boca y que se haga sangre en mi cuerpo y que corra por mis venas hasta llegar a mis neuronas, por que un dia en el albor, surgira lo inedito y extraordinario. Relatos breves Juan Sosa.