Denunciar relato
La primera vez, me esperabas sonriendo en la entrada al edificio cuando comenzaba a llover esa noche, mi corazón no llegó a mojarse puesto que si se trataba de vos, él, iba ya acelerado, siete o diez pasos delante de mí. Subimos, la puerta de entrada había quedado abierta, (quizás como un presagio), maldita puerta, nunca pude abrirla, siempre bajabas vos.
Una vez en tu cuarto, vos cebabas los mates mientras yo acariciaba tus piernas, extendidas, sobre las mías al borde de la cama. Pasaban los temas y las risas, Dios, tu sonrisa,(de nuevo Dios al ver tu sonrisa), los transeúntes debajo, que poco importaban. Transcurrieron los meses y los años de tu ausencia, de esa suerte de nada por parte tuya, menos yo, que cada tanto siento que sigo acá, al borde de la cama, esperando que me cebes, el siguiente mate.
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