La vida transcurre y el tiempo viaja, nada se detiene en este universo, todo muta, imperceptible y delicadamente, brusca y tempestuosamente, es la ley natural asi se acomodan las piezas del rompe cabeza de la existencia, lo que puede tardar años se resuelve en tan solo en un suspiro y todo se transforma para bien o para mal, pero esa circunstancias son las que nos definen como seres, yo fijo a la realidad como una gran escultora que nos va dando forma con manos invisibles, nos contruye artesanalmente y nos da el toque unico, hay momentos donde la inspiracion todo lo crea y hay otros de total expiracion donde nada sale todo queda dormido sin conocer la luz, pero seguimos tras la felicidad, que aparece repentinamente como un rayo alado, si hasta podemos verla en lo inmenso, tocarla y hasta respirarla, nos infla el pecho, nos cambia el rostro y nos colorea los dias, pero tambien se nos devanece, nos elude y nos rompe el corazon, pero la perseguimos dias tras dias, años tras años, estamos pendiente de ella, de que aparezca nuevamente, en una mirada, en unas palabras, en un paisaje, de que llegue para que las horas sean horas y la oscuridad no se haga perpetua, la felicidad es el motivo de nuestro sondeo incansable, es la razon por la cual vivimos, por lo que luchamos aun en el abismo, ahi donde ya casi perecemos lo seguimos intentando, la vida esta hecha de momentos, de instantes de alegrias y dicha y de etapas de dolor y pena pero justificamos nuestra supervivencia tras la busqueda existencial de la felicidad. Relatos breves Juan Sosa.
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