Como una zorra.

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Hoy era el día, hoy era el día que acababa el curso, un año más que pasaba y un año más.. Siendo la única virgen que queda en clase, pero no iba a acabar el verano sin que la perdiera.

Ya le había echado el ojo a algún que otro chico de clase, unos más guapos que otros pero nada fuera de lo común, hasta que llegó Mark, nuestro tutor. Esos ojos verdes parecía que te seguían con la mirada, una sonrisa muy sexy, ¡estaba buenísimo! Yo sin en cambio soy una chica normal, virgen, pero normal.

Paseaba unos días después y cerca de las canchas vi a Mark , jugando a basket, sudando, sin camiseta, con esa piel morena que parecía oro al sol. Se giró y vino directo hacia mí. 

-Qué tal estás rubia?

-Hoola súper bien, disfrutando de la noche que por el día no se puede salir a la calle del calor que hace.

-Tienes razón, es imposible jugar de día. ¿Vives por aquí?

-Si aquí al lado, a unas manzanas.

-Te apetece que tomemos algo y luego te acompaño a casa?

-Claro (dije mientras se me sonrojaban las mejillas).

Fuimos a cenar al final, pasé por casa y pasé del chándal para ponerme un vestido negro corto, con la espalda descubierta y mis pechos firmes dejando notar la dureza de mis pezones.

Cuando terminamos de cenar me percaté de que no había parado de mirarme el escote en toda la cena.

Nos levantamos y fuimos directos al coche, deje el bolso atrás y me apresure al asiento delantero. Pocos segundos después empezó a sonar mi alarma del móvil y metí medio cuerpo entre los asientos delanteros dejando en la parte de delante mi culo en pompa. Cuando de repente noté cómo unos dedos querían adentrarse dentro de mí, me asusté y me giré bruscamente.

-Que haces!? (Dije en un suspiro).

-Perdón, no he podido evitarlo, estaba tan cerca de mí, solo quería... tocarlo.

Automáticamente me ruboricé, mi piel se puso de gallina y mi respiración se aceleró, poco a poco estaba más húmeda y él lo notó, lo vio en mis pezones aún más duros.

Se lanzó directamente a mi cuello a besarme y susurrarme cuanto le ponía, como me la quería meter hasta que me reventará. Me deshacía con cada palabra.

Su mano se adentró en mi tanga y metió un dedo en mi herradura, y poco a poco fue metiendo otro y cada vez yo gemía más. Cuando notó que ya estaba lo suficientemente húmeda...

Gruñó y arrancó el coche de repente, y me llevó a su apartamento, entramos y me llevó directamente a su habitación. Me tumbó en la cama y apartó el tanga de mi sexo y se lo acercó a la boca ...

No podía parar de gemir, todo estaba siendo nuevo y muy rápido. Estaba a punto de irme cuando paró, me giró de la cintura y me levantó el culo dejándome a arqueada a 4 patas. Bajó mi tanga y comenzó a rodear mi sexo con su gran miembro, me lo introdujo en una estocada. Gemí, mucho y muy fuerte, me dolía, era enorme. Sentía que iba a explotar hasta que empezó a darme lento , y cada vez más rápido y más fuerte , más adentro. Empezó a manosear y azotar me y cada azote era un gemido.

Continuará...


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