Medidas preventivas

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Se había asegurado de mantener una relación cordial y respetuosa con todos en el palacio, era conocido que la servidumbre comí al mismo tiempo y en la mesa principal… solo su mujer sabía que detrás de aquel acto existía el cariño más puro por las personas, aunque el dijera que lo hacía para evitar que desperdiciaran los alimentos... aborrecía el reconocimiento público. Cuando pidió a sus más cercanos que lo llevarán al bosque la única negativa que recibió fue por el dolor de quedarse sin él, sin el privilegio de su presencia, salvo eso, todos se organizaron para ayudar, desfilaban como un ejército de infinitas hormigas, poniendo  y quitando cosas en una pila con las justas medidas preventivas para evitar carencias en el viaje sin retorno, para que el dueño de la nación y su honorable señora no pasaran penas…

Y vinieron los pinches gringos, puntuales cuando se trata de desordenar el mundo simulando que lo ordenan, apenas treinta días después de anunciada su abdicación, y se acompañaban de censores del restante gobierno mundial. Venían a buscarlo para resolver dudas sobre sus estrategias militares y aprovechando para ayudarle con las cosas que implica el retiro de un monarca, pero  al principio les dijeron que estaba escondido bajo las camas, y no lo encontraron, entonces les dijeron que lo habían visto en la cocina, fumando un cigarrillo y esperándolos con un revolver en la mano para dispararse en la sien antes de tener la desdicha de que lo atraparan, pero no era cierto, porque se le había visto en la casa del zapatero, escondido entre las pieles curtidas y cuando volvían tampoco era cierto, porque su solo recuerdo inspiraba rechazo y su nombre había sido borrado, al igual que el de algunos faraones poco celebres, y ni eso podría considerarse cierto porque fue suprimido de la historia oficial, los libros donde era mencionado se echaron al fondo del mar, pero todo eso es mentira, dimes y diretes, se fue como Quetzalcóatl y nadie lo vio regresar nunca, y la verdad nadie espera que vuelva… y entonces ya podían irse porque todo no era cierto, solo inventos, porque aquí nunca hubo gobierno y porque nadie vio nunca en esta parte del mundo a un ser tan despreciable  desde los tiempos de Pinochet … y tampoco es cierto, porque si hubo uno, Fujimori le decían… aunque el último bien podría ser Chávez ¡No! el otro, el que le siguió… Maduro ¡ese, exactamente!

 

 

*Este relato forma parte de “Yo te cuidaré de las brujas” relato publicado en días pasados en este noble foro.

Gracias por leer.


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