Allá las cabezas cósmicas - ( parte II )
Por Salazar
Enviado el 12/04/2012, clasificado en Ciencia ficción
2303 visitas
Sabía Jacobo que esta era una lucha imposible, pero era mejor hacer todo lo posible y si fuera probable incluso hasta tratar lo imposible e inimaginable. Porque entre todo lo desgarrador y desesperanzado del momento que acontesía, sabía que era mejor la muerte de una persona a la de toda una raza, ya que todavía no sabían como subsistir o germinar de forma inconsciente por si acaso muriera toda la raza, en el sentido de que incluso así, de esta manera era más posible que uno pudiera descubrir lo que sucedía con mayor posibilidad de éxito.
En la cabeza de Jacobo había incontables instrumentos, tanto científicos como instructivos, de interactividad de juego, librerías interminables, su cabeza se expandía y se contraía tanto a voluntad, pero esto no era algo especial de él, todos en la flota que portaran cabezas podían hacerlo, la diferencia estaba en el tipo de equipamiento que llevaba cada cual.
La intranquilidad se apaciguaba mientras los efectos de la droga respiratoria se intensificaban. Ya que sin duda aquella cosa o ser considerado enemigo, no era un experimento fallido o la creación del hombre en un tiempo distante realizado por un viaje en el tiempo o de alguna otra raza en la galaxia ni siquiera en el universo. Lo que era cierto es que actualmente la humanidad era la única raza inteligente con vida, de acuerdo a lo que pudieran conocer. Incluso hace cientos de miles de años que el hombre humano aprendió a viajar en el tiempo, ocurrieron muchas catástrofes, pero nada como esto, tal vez por que estuviera sucediendo dicho acontecimiento, de todas formas la tragedía quería envenenar la pureza de la inocencia atacándola como una hija de la ignorancia provocadora de tales desgracias.
Pero, que alarmante instante y rayos de luz salieran disparados en dirección a la cabeza de Jacobo, como si de pronto aquél vórtice sintiese algún tipo de peligro. El primer ataque de dicha forma destruyó sin dudar la parte superior de la cabeza de Jacobo dejándolo a la intemperie, con los cables conectados a sus nervios mientras era absorvido por la delirante naturaleza gravitacional del espacio pudo armarse un traje de viaje espacial y de la misma forma preparó la simbiosis de su cuerpo con el de la cabeza que era una nave orgánica hecha cibernéticamente en base a sus células madre. Y en cuestión de segundos se alejó vertiginósamente del vórtice espectral para poder continuar con la mutación biocibernética. Este tipo de acciones solo son posibles cuando la misión esta en un punto crítico y nadie sabe con seguridad cuantos casos exitosos han salido de ahí ya que nadie de los posibles candidatos a fusionarse con sus propias cabezas regresaron con vida, debido a que muchos incluso fueron desaparecidos por el vórtice; según así se llevan las cuentas.
Jacobo sabía que si intentaba absorber energía que emanaba de dicho vórtice acabaría con él, así que creó bombas a raíz de materiales espaciales que encontraba manejando parámetros similares a los del vórtice y lanzarlas sin éxito alguno sabiéndolo desde el principio.
Se alejó a 350 años luz de ahí y llegó a un planeta aparentemente muerto, donde pudo notar que había una extensa calidad de vida bacteriana que se propagaba y evolucionaba de manera exponencial. De pronto le llega la idea de la posibilidad de que así haya sido como se comenzó a desarrollar ese vórtice que por alguna extraña razón las bacterias evolucionaron de tal manera que le dieron vida de una forma increible al planeta y ahora pertenece a otra clase de ser vivo. Le era difícil descartar la idea de hecho hasta cierto punto o quizá totalmente tenía un sentido incomprensiblemente creible, pero ya no le era posible enviar información o datos que pudieran necesitar en la base con la cual había perdido contacto hace ya siete años y cuatro meses, sobre todo porque era pura información basada en la teoría, es más si acaso ideas que rozaban en la superficialidad hipotética.
Mientras divagaba en el planeta, Jacobo razonó que podia entrar en comunión y fusionarse con el planeta, alimentar a las bacterias, entonces en ese momento el miedo nuevamente lo embarga y siente que quizá el mismo sea el vórtice, entonces prefiere no fusionarse con el planeta, pero cuando sale afuera a mirar el vórtice nota que ahí sigue lo cual elimina la idea de que el mismo en un inicio haya creado el vórtice.
Pero aquí que es lo que importa? Saber de donde proviene? Saber como destruirlo? Saber como aprovechar toda su energía? Sigue pensando incluso la posibilidad de que sea una discrepancia atemporal y dimensional en donde el mismo sea el centro de todo aquello. Entonces sale del planeta y sin cambiar nada se va de ahí.
Comentarios
COMENTAR
¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales