LA AMANTE DE SU HIJA

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Sara se presentó en casa de su amiga Lola un sábado lluvioso y ventoso por la noche. Le abrió la puerta se madre y le dijo que Lola no estaba. "¿Se ha ido de fiesta?", le preguntó la joven. "No, se ha ido al apartamento de la playa el fin de semana, con su padre. A mí no me apetecía ir, así que me he quedado sola en casa", explicó la madre. "Entonces me voy", dijo Sara. "No puedes irte con este tiempo, ya vas empapada de agua. Pasa hasta que descampe", la invitó.  La chica pasó al interior de la casa. La madre de su amiga le ofreció ropa seca, la acompañó hasta la habitación de su hija y le abrió el armario. "Ponte lo que quieras, colgaremos tu ropa en un radiador de la calefacción".

Una vez a solas en la habitación de su amiga, Sara buscó algo que ponerse, eligió un pantalón corto y una camiseta, que antes de ponerse olfateó con placer.   

Apareció en el salón unos minutos después, la madre de su amiga le ofreció tomar algo caliente. "Una sopa te vendrá bien", le propuso. La chica estuvo de acuerdo. 

Mientras se la tomaba, sentada en un sofá, no pudo evitar que le cayesen unas lágrimas.  La mujer le preguntó por la razón de sus lloros. Se resistió a contarle lo que le sucedía, pero ante la insistencia de ella, habló: "Lola quiere cortar nuestra relación. He venido para hablar con ella y tratar de que cambie de idea"·, explicó. "¿Qé clase de relación tenéis?", se interesó la mujer. Tras unos momentos de duda, dijo: "Amorosa". La mujer ya se lo imaginaba, pero necesitaba que se lo ratificasen y su hija era muy hermética.

No cesaba de llover torrencialmente y el viento soplaba con furia. 

"Esta noche no puedes salir a la calle y además es muy tarde. Quédate a dormir. Telefonea a tus padres y diles que te quedas aquí, en casa de Lola", sugirió la mujer. Notó, además, que la chica tiritaba de frío a pesar de la calefacción.

"Estoy helada", comentó cuando la mujer la acompañó a la habitación de su hija. "Y yo tengo miedo de dormir sola. ¿Qué te parece si dormimos juntas y nos damos calor y compañía?"

Sara asintió con la cabeza. "Quítate todo, los cuerpos son la mejor calefacción. Apago la luz para que no tengas vergüenza". Encendió la luz del pasillo y apagó la del dormitorio de su hija.

Una vez debajo de las sábanas, la madre de Lola abrazó a Sara estrechamente y pronto sintieron un agradable calor. Notó que a la chica le producía placer el íntimo contacto de los cuerpos, sintió un beso en su hombro y empezó a acariciarla, primero por la espalda, luego por las nalgas. Sara procedió del mismo modo, cubriendo con sus manos la espalda y las nalgas de la madre de Lola.

Las caricias fueron a más, se besaron por todo el cuerpo, se lo chuparon, lo estrujaron y sus lenguas penetraron por todos los orificios de la otra.

Después se durmieron sin apartarse una de la otra.

Por la mañana, bañada la habitación por la luz que penetraba desde la calle, la madre de Lola le dijo que era la primera vez que había tenido una relación sexual con una mujer y le había gustado mucho. "No sé si con otra hubiese funcionado igual, contigo ha sido muy placentera", confesó.

"Has de perdonarme", dijo Sara. "¿Por qué?". "Durante todo el tiempo he mantenido los ojos cerrados, imaginándome que estaba con Lola, y también he disfrutado mucho".

"Me lo he supuesto, no importa, y reconozco que mi hija tiene muy buen gusto. Trataré de que vuelva contigo".


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