Vive como tú sabes
y comparte la sabiduría
de ser entre los demás,
y no más destacado.
Sirve y recibirás
más de lo que crees merecer.
La vida es generosa
con aquellos que no guardan.
Recibe cada jornada
como si fuera la primera
y sabiendo que ha de llegar
la penúltima.
No te lastimes,
ni tampoco daña a los otros.
Todos tenemos
unas razones
que hemos de respetar
desde la libertad y las normas
que albergan lo humano
como medida de todo.
Traza líneas, sí,
con lo malo
y otras para sostener
todo lo bueno,
que nos ha de permitir liderar
las expresiones del bien.
Existe.
Cautiva a tu entorno
con óptimos modales,
sin engaños, desde el cariño,
que se multiplica y no desaparece
cuando lo abonamos y regamos
con la suficiencia debida.
Sé tú sin disparates.
Controla lo deseable
y deja atrás
lo que no aporta,
que suele ser mucho.
Multiplica los dones
para otorgarlos a los ecosistemas
que te rodeen.
Lo agradecerán,
y tú también.
Sé fiel a tu palabra,
y a tu corazón,
y mantén la fe en el futuro.
Todo se arregla.
No rompas las reglas
de juego y saca provecho
a lo que te venga
sin mirar a los más afortunados,
salvo para darles
una sincera enhorabuena.
Observa fundamentalmente
a los que te necesitan.
Son ellos
los que no deben pasar desapercibidos.
Puedes con bastante,
con más,
y sabes perfectamente que el coraje
es una leal medicina.
Toca, además, la razón
con los hechos
y tómate el tiempo
que precisa la vida,
que no te exige nada
excepto que seas feliz.
Lo sabes,
todo eso lo sabes:
haz que sea.
Juan Tomás Frutos.
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