Es como una fogata en un vacío. Sus brasas aún tibias lo queman todo. No, no lo puedo ver, pero sí lo puedo sentir.
Sé que retoman su ardor cuando el llanto amenaza con empapar mis mejillas.
Cuando las cotidianidades se tornan complejas y se escapan del alcance de mis manos.
Creía que la sencillez se quedaba como sencillez, y no cambiaban.
Pero aquel fuego que iluminan la nada, me hicieron ver qué estaba equivocada.
¿Cómo seguir de pié? ¿Por qué seguir aquí? Cuando las cosas que hago lastiman a los demás. Trato de ponerme en su lugar, y sentir su sufrimiento, pero simplemente no puedo y termino empeorando las cosas.
Es ahí cuando intento aferrarme a esa débil luz, que con amor trata de darle calor a mí corazón.
Pero cuanto más me acerco a ella, más dolorosa se vuelve mí existir.
Solo puedo sentir cómo se va extinguiendo, cómo mis esperanzas de ser útil en esta vida van mermando
Su vivacidad vuelve únicamente cuando salgo herida.
Es contradictorio; porque me hace creer que debo seguir respirando y en cuanto intento hacerle caso, la vida se me hace añicos delante de mis ojos
Solo quiero desaparecer, que las brasas de esa fogata se terminen de apagar.
Pero no lo hace.
Insiste.
Comentarios
COMENTAR
¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales