EL REGALO DE LAS HERMANAS

La mayoría de edad del heredero a la corona, en un país imaginario de monarquía absolutista, se celebró con una amnistía a los presos políticos, una paga a cargo del Estado para trabajadores y pensionistas y siete días de fiesta al final de los cuales se lanzaban fuegos artificiales espectaculares para regocijo d l pueblo. El príncipe heredero recibió estupendos regalos de los invitados al palacio real, en número de 200 cada día, personajes importantes del país.

Pero el heredero de la corona echó en falta el regalo de sus hermanas, Christine y Helen, mayores que él, la primera dos años más y la segunda cuatro.

A la mañana siguiente del día de su cumpleaños, poco después de amanecer, se presentaron sus hermanas en su habitación vestidas únicamente con camisones transparentes y corrieron la cortina de uno de los ventanales. Le quitaron la ropa de la cama que lo cubría, le bajaron los pantalones del pijama y una de ellas cogió su pene y empezó a agitarlo. El príncipe se despertó poco a poco con una sensación de placer inesperado. "¿Qué hacéis?, preguntó. "Es nuestro regalo sorpresa, hermanito. Hemos de permanecer vírgenes para el matrimonio, pero esto no lo impide", le contestó una de ellas. Cada una sentada a un lado de él, se turnaron en acariciarle los testículos y moverle el pene. Cuando estalló en una corriente de semen, las dos se lo tragaron y enseguida desaparecieron de su dormitorio. "Pues sí ha sido un gran regalo, el mejor de todos", comentó para sí.