JACTANCIOSA BICOCA
En la mirada que mira mirando,
al brillo que desteje su transparencia,
en las pupilas nocturnas,
en el rostro que cultiva sus ausencias.
Más que una esperanza, hay ayer.
Entre las mañanas perdidas,
investidas con la heredad airada,
atosigado el espacio es torpe tiempo.
En la tez porosa de un pez moroso,
el tiempo no puede no puede,
ser funesta adustez dulce,
y anudar al ególatra cortés,
y negar petrificado al pasado.
Donde cuelga del vuelo de las tapias,
pasmada está la vehemencia, volátil,
que anida por el suelo sonriente, solo,
en el jardín de las lágrimas absortas,
atronadoras con su atuendo audaces.
Que tiñe al dorado engañando
En las pupilas del desparpajo
En el amor fútil, inverosímil.
En las hojas del párpado gris.
Más que un recuerdo de hielo.
¡Se embiste sereno al tiempo!.
Con el único nogal de las cortinas.
En el dolor, que irrumpe.
¡Inmortal!. Ahogado de eternidad.
Más que una esperanza de hueso.
¡Atemporal!. Bofetada de patíbulo.
En el espejo negro negro.
Glacial escasez indolente destrozo.
Con el mar en el cielo, empañado,
deglutiendo pudibundez y letargo.
Dialoga vetusto el vítreo monólogo.
Dejando la flor petulante en el sueño,
dejando dormida la noche cualquier día,
dejando irradiar la disonancia tortuoso.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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