OBTUSO FAUSTO
Enloquecido entre honorífica hora.
En la batalla se ve la fuente,
donde dardea sus agujas el cielo,
inalcanzable lejano, esquivo infinito.
¡Oh, disquisición!.
Indispensable destello estéril,
menos fluctuante que la noche,
más perpetuo que impúdica bacante,
más despreciable que voces incitantes.
¡Oh, deletéreo!.
Por los despojos que contemplan,
las marionetas de nieve repartiendo,
los cálculos de las cuencas retorcidas,
con el ánimo de páramos exhaustos.
¡Oh, vestigio!.
Toda el agua turbia lo atestigua.
Hueste aterciopelada y congelada,
en los blandos metales y tijeras,
hilachas de horizonte abominable.
¡Oh, garrapatear!.
Al pesar el pensar, agarrotada caravana,
por lentejuelas de sueños vivos, ligeros,
y plomos en memorias hechas de agujas,
en telas de augustos crisoles, pinos planos.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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