Observamos con emoción
ese día que nos regala
un nuevo afán.
Creo.
Nos declaramos con pasión
ante las razones que nos mantienen.
Trabajamos con valores,
con sueños maravillosos,
sin alertas, sin prisas,
sabiendo que llegaremos
a los objetivos más subjetivos.
Nos hemos preparado
para este instante fundamental,
de tanta ilusión.
Nos escribimos
con paciencia, con presencias firmes
y buenas garantías.
Nos extraemos lo mejor.
Hemos tomado decisiones
que nos unen.
Nos precisamos
hechos hermosos, soberbios,
que nos sostienen
con fuerza y fines ideales.
Colaboramos.
De nuevo laboramos
con genuina certeza
en torno a llegar donde debemos.
Posamos
con el día, con destreza,
y seguimos hacia esa cima
que nos concuerda.
Bajamos y subimos
sin cálculos extraños.
Nos entregamos a la jornada,
que nos brinda buenas oportunidades
de ser lo que ansiamos.
Nos comportamos
con amor y desde la amistad.
No hay suficiencias,
ni las pretendemos.
Hemos fijado la paz,
y haremos todo lo posible
para que continúe
y no se extinga.
¡Vamos!
Juan Tomás Frutos.
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