Yo quise beber un día
de aquella fuente alejada,
aquella donde tenía,
una ninfa su morada.
Era ella, hermoso ser,
la que el manantial guardaba,
y fue al instante de poderla ver,
que ya no pude apartar la mirada.
Vi que ella sufría,
vi que ella penaba,
más en aquel instante no sabía
que tanto la preocupaba.
Quise mis labios mojar
en el agua que la rodeaba,
mas no me dejó probar,
como si estuviese envenenada.
Se que de haber bebido
no hubiese pasado nada,
pues es común y sabido
que pura es el agua por ella amparada.
Quizá pensó que su pesar,
aquello que la atribulaba,
pudiese llegar a alcanzar
a aquel que la contemplaba.
Yo quise beber un día,
por si la fuente secaba,
pensó que me protegía,
lo cierto es que me mataba.
Aquella sed que sentía
quizá nunca sea saciada,
solo espero que algún día,
ella vea su tristeza superada.
Comentarios
COMENTAR
¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales