Nunca pensé en ti como en alguien sobre quien escribir. Me parece que el mero hecho de recordarte mediante palabras es ya de por si alejarte de mi, tratando de fijar inútilmente los recuerdos que poco a poco se esfuman de la mente, donde conservaba clara y avaramente cada segundo que pasamos juntos.
Se bien que no me comprendes, que no soy más que otros que conociste en su momento, ni tan siquiera un recuerdo, tan solo ese par de besos forzados cada vez que nos encontramos por aquello de que inevitablemente seguimos siendo amigos.
Yo por mi parte estaba como atontado, contemplándote, aguardándote, rebobinándote una y mil veces en las largas noches de soledad, a la espera de ese momento que nunca llega, de tenerte de nuevo en mis brazos, de abrazarte, de amarte..., y por eso andaba perdido, no me concentraba, dormía mal y claro también lloraba, porque tu siempre estás ahí, dentro de mí. Solo preciso cerrar los ojos para estar contigo, reviviendo una y mil veces la felicidad siempre efímera de aquellos mágicos momentos de verano....
Debe ser cierto eso que dicen que este tipo de amores no es duradero, pues será en otros casos, ya que en lo que a mí respecta paso de ser dulce a amargo, de la confianza a la duda, de la ternura a la indiferencia... y así permanece derrumbándose toda aquella pasión que vertimos y al tiempo creciendo la desolación al ver que no quedan sino cenizas de todo aquello.
Decidí después de bastante tiempo cerrar hoy este asunto, tratar de vivir mi vida sin que tú seas lo más importante en ella, ir a la búsqueda de compañía más duradera que me ayude a cicatrizar las heridas de mi corazón que me hice esperándote. Por eso me despido de ti de esta forma, deseándote suerte en todo aquello que hagas, porque seas quien seas, para mi fuiste alguien muy especial.
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