Hablaremos del nuevo día
con la mejor ilusión,
prestos a determinar
las leales dichas
que nos deben colocar
en el frontispicio de la emoción
más sincera y única.
Nos consentiremos y conmutaremos
para aplicar algunos remedios
que serán en la verdad
de un cariño singular,
hecho casi a medida.
Nos regalaremos bondad
hasta el punto de referir
los territorios de la amistad
que nos hacen más francos.
Conectamos perfectamente.
Nos fundimos.
Nos tomaremos en serio
la vida en común,
con flexibilidad igualmente
para que podamos superar
los grandes y pequeños obstáculos,
que surgen y surgirán.
Hablaremos.
La solvencia de la jornada
es a la vez su solución.
Nos quitamos
las viejas rencillas y heridas
y cicatrizamos con la experiencia
de hallarnos juntos.
Hemos tenido eso
que llamamos fortuna
por dar el uno con el otro
en el sitio adecuado,
en el tiempo ideal;
y ahora toca asumir
el trecho de una historia
que iremos escribiendo
poco a poco, con paciencia,
con alegría, sin sospechas,
con soltura y carcajadas,
con alimentos variados,
con sorpresas y anhelos
de estar y de ser
en el más hermoso territorio,
el del cariño,
con dos nombres:
el tuyo y el mío.
Verdad es.
Juan Tomás Frutos.
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