EN EL TINGLADO TRANSIDO
Cuando el tiempo se atasca, limpio,
en un viejo funeral de hormiga,
en sus alhajas, un reloj pierde,
ufano, alado el asombro.
Pero no recuerda, si acaso, miente,
como estrella lejana al camino,
lo intenta, o lo promete,
un sueño, en venta, en la esquina,
que no iba a pintar, el nexo sublime,
cuando nos encontramos,
bajo esa fantasmal cabaña.
En el ocaso acaso escaso, descendías,
por el íntimo suspiro del grillo,
que tan inmenso reconcilias al paisaje,
y afloras más precisa, al nacer palpitante,
la memoria, de la oscura circunstancia.
Agua fría por la pena duradera, enroscada,
en las arenas, cielos hirviendo nublados,
fríos y en ruinas las espinas trinaban.
Aquí en las calles, nadie siembra sonrisas,
en la estirpe de canela, y sus pestañas,
donde corre lo más escondido,
del consuelo y sus campanas,
región donde el ayer es estocada fresca,
que al iluminar se quema y espesa,
el verde en los ramajes, silencios,
en las pupilas ofuscadas,
entre el viejo eco de los muros.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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