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ATROZMENTE ATRABILIARIO
Con afán mezquino la envidia necia,
va por la pasión, rendida inmóvil,
de tantas flores engañando hábil,
al verdor de la esperanza falsa.
Doliente aletea el clavicordio.
Tan envanecida la pompa ufana,
espera alcanzar opulento al viento,
del vago entendimiento el consuelo,
y excelso al talento, en la indigencia.
¡Flamígero el bálsamo sublime!.
Del anhelo en la desgracia luce,
confusa la fortuna herida clara,
del destino las riendas perdidas,
donde anida lánguida la sombra.
Chispeando inmaculado el vacío.
Demasiado serena la flecha rara,
inflexible lo indecible incumple.
Ardientes la vestiduras áureas,
palpitan altivas en la mirada.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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