SUPERFLUA INCURIA
De improviso,
como buen peregrino crucé la muerte,
está más allá,
del destino de fatales designios,
sobre las ruinas,
con expresión violenta y dulce,
con higiene,
por el mismo camino del estupor,
de la inmensidad,
del nacer al día medroso y vacilante.
Y el hombre, de lumbre, con hambre,
balbuceaba burbujeante,
en baja voz y encorvada, la sangre,
sobre el agua obscura,
dolorosos silencios sorprendidos,
prematuramente,
por el sol, con el perdón castigado,
y descubierto,
estrangulando una sombra, sonriente,
yuxtapuesta.
En un rectángulo,
lacta la nieve al fuego un hielo yerto,
con miseria fragante,
que no contesta ni maldice la luz negra,
contemplando,
la palidez estupefacta, adormecida,
formidable dispersión,
en el silencio ilimitado de álamo frondoso,
una muchacha dulce,
por la región, tenue, en la campiña soñada.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Comentarios
COMENTAR
¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales