Museo de Antropología en la CD de México
Por El Conta
Enviado el 20/11/2019, clasificado en Reflexiones
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En el anterior trabajo iba a la ciudad de México en forma continua, me gusta mucho ir, tiene tantas cosas interesantes que no te la acabas nunca. Un día que terminé rápido mis pendientes me quedó tiempo libre para poder visitar el museo de Antropología, que está en el Bosque de Chapultepec, por la avenida que se llama Paseo de la Reforma, adelante del Ángel de la independencia, allí donde la gente normalmente sale a festejar cuando México gana algo del futbol, y donde las chavas anarquistas se dan gusto pintarrajeando lo que no es de ellas.
El museo es muy grande, enorme diría yo, desde la entrada tiene una explanada muy amplia, con una fuente en el centro, será de esas dimensiones por si quieren que recibir contingentes muy numerosos y no tengan problema para atenderlos, o que cuando lo construyeron pensaron que debía ser una obra majestuosa que a todos impresionara. La cuota de entraba no me acuerdo exactamente cuánto costó, pero no era cara para lo que pude disfrutar en su interior. En la entrada hay una tienda en donde venden cosas artesanales, pero yo les recomendaría primero ver el museo y luego comprar algún recuerdito para no irlo cargando todo el trayecto.
La forma del edificio del museo es cuadrada, grande, con las paredes muy altas y todo blanco, en el centro hay una explanada en donde destaca una fuente muy elevada, como si fuera una antorcha en donde en vez de fuego cae el agua, que se precipita en forma de cascada, en el piso hay unos agujeros por donde se resume el agua que está cayendo, muy bonita y original la fuente, y también impresionante de grande.
En el interior del museo hay varios pabellones según la cultura, en la entrada te entregan un plano para saber la distribución del museo, ubicar las diferentes culturas que había en el territorio de México, la aztecas, zapotecas, mayas, toltecas, etc... Estas culturas cada una con sus características muy peculiares que las identificaba claramente.
Al entrar al pabellón de Teotihuacán donde vivían los Aztecas, lo que más me impresionó fue la Piedra del Sol, mejor conocida como calendario azteca, porque es muy grande y según decía hay en los datos del museo pesa 24 toneladas y es de una sola pieza, mide 3.60 mts. de diámetro, hay además una explicación muy detallada sobre esta escultura, que la verdad te da mucho que pensar, en el calendario explican que los aztecas median el tiempo con 18 meses y cada mes de 20 días, más cinco días adicionales de festividades para venerar al sol, es casi como si hubieran nuestros ancestros incluido nuestros clásicos puentes, que tanto nos agradan para descansar, son los mismos 365 días de nuestro calendario actual, sin lo bisiesto claro, sorprende como ellos tenían mucho conocimiento sobre la astronomía, eran estudiosos de las estrellas.
Otra de las cosas que están muy bien conservadas son las vasijas de barro con sus dibujos y decorado originales, me preguntaba ¿quiénes empezarían a pintar los platos y vasos, primero en el viejo mundo o en el nuevo mundo? Quizás desde antes de pasar por el estrecho de Bering como dicen las teorías ya se pintaban. Las sandalias que usaban estaban hechas con tejido de palma, llama la atención el tamaño, las personas eran más pequeñas en aquel entonces, porque la medida de los pies eran muy chiquitos, igualmente los brazaletes de oro que usaban, son para brazos muy delgados, a mí me quedarían en la muñeca y no porque tenga brazo tamalero sino por todos los accesorios exhibidos son como de gente chiquita y delgada.
Hay varias maquetas muy bien realizadas recreando como eran los mercados de aquel entonces, los vendedores con sus petates extendidos en el suelo para ofrecer sus mercancías, frutas y verduras, ollas y vasos, herramientas para cocinar o para la agricultura, los guajolotes y aves vivas, hierberías, accesorios de vestir, etc... Está muy bien presentada a escala, la manera de cómo se llevaba a cabo el comercio.
Tienen algunos códices, escritos hechos con dibujos, con muchas información para entender que es lo que querían decir al plasmarlos, utilizaban mucho color y el símbolo de la voz muy característico, no usaban papel están como en cuero de algún animal o corteza de árbol muy fina. En una tira de dibujos están los diferentes soldados representados, como iban vestidos a la guerra, hay uno tipo de soldado que está caracterizado de jaguar, en donde la cara sale entre las fauces del felino y lleva su escudo redondo con el dibujo de medias lunas, con escalones y plumas en las orillas, su arma era un garrote con picos hechos de piedra de obsidiana, ha deber sido muy filoso. Hay muchos otros guerreros pintados pero este es el más emblemático. Me pregunto ¿estos atuendos serían sus trajes de gala o realmente iban al combate vestidos así?
En otro de los pabellones está el penacho del emperador Moctezuma, es muy bonito hecho con plumas de diferentes aves pero las que más resaltan son las más grandes color verde turquesa que según dicen son cerca de 500 plumas del macho del pájaro llamado quetzal que habita todavía en Guatemala, el penacho tiene detalles de oro como si fueran botones pequeños y cuadritos de oro amarrados para parecer escamas de un pez brillante, es en verdad una pieza hecha con una calidad de trabajo y de materiales que te hace sentir orgulloso de nuestras raíces, ¿pero que creen? es una copia porque el original está en un museo en Viena, cuentan que el emperador Moctezuma se lo regaló a Hernán Cortes para tenerlo contento, además muchas otras cosas fueron obsequiadas que tenían muchísimo oro, lo que despertó más el interés de los españoles por conquistarnos, en realidad no sabemos si fue así la cosa o fueron distintas. Hay un escrito que hizo Cortes en donde menciona al penacho dentro del inventario que les llevaba a los reyes de España, lo que no se es como llego después a la colección de arte del rey Fernando II porque él fue el que donó el penacho al museo de Viena.
Después de mi visita al museo, me puse a investigar sobre el penacho, está en Viena desde 1592, lo han restaurado en 2 ocasiones, la última en forma binacional los suizos y mexicanos de la UNAM expertos en restauración, se analizó para ver que daños tenia por algunos insectos que habían deteriorado una parte de las redes que son la base de la estructura y algunas plumas que por ser materiales orgánicos han sufrido el paso del tiempo.
Es un orgullo que las personas que visiten el museo de Viena vean el magnífico penacho de Moctezuma y que lo tengan exhibido como algo ejemplar de todo el mundo, pero en mis adentros me gustaría que lo regresaran a nuestra país porque es un bien del patrimonio nacional y si quieren les damos la copia sin problema. ¿Tu qué opinas?
Chiste: Un amigo creía que el museo de antropología era el museo de los antros!, se ha pegado la aburrida de su vida, pero algo aprendió el burro
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