Mi jefa cuarentona
Por J. K. R.
Enviado el 26/11/2019, clasificado en Adultos / eróticos
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Trabajo en una pequeña empresa de informático, mis compañeros son bastante normales y bastante majetes. Siempre estamos riendo y divirtiéndonos con chorradas. Como buena empresa tiene más jefes casi que trabajadores.
Empecé con esta empresa hace no mucho y ya mi jefa valora mucho todo el trabajo que soy capaz de quitarla de encima. Estábamos en una época en las que las vacaciones de navidad estaban acercándose. Muchos de mis compañeros vienen y van a clientes externos. Mi jefa Alicia y yo somos los que casi siempre estamos en la oficina, aunque siempre hay dos o tres personas más.
Muchas veces viene a mi escritorio para mirar cosas relacionadas con unos trabajos que estamos realizando, es imposible no mirarle el trasero cuando se va andando a su despacho. Al igual cuando entro a su despacho a hablar alguna cosa de trabajo con ella es imposible no mirarla el escote.
Mi compañera María que se sienta en la mesa de enfrente no es tonta y se ha dado cuenta de que miro a mi jefa cuando no me ve. Muchas veces saca conversaciones subidas de tono en la oficina para picarme.
Una cuarentona con el cuerpazo que gasta mi jefa no puede tener pareja. Es evidente y lo saca constantemente a relucir cada vez que puede, haciéndose notar. Yo soy bastante tontorrón nunca he tenido una relación con nadie, salvo un beso que me di con una chica hace 5 años y literalmente no me doy cuenta cuando me tiran ficha.
Un día estando en la oficina resultó que se acumularon las casualidades para que me quedara yo solo en la oficina. Justo antes de navidad un viernes que había que quedarse hasta las 18:00. Pensando que yo ya me había librado estaba recogiendo y finalizando el trabajo para irme a casa.
Ni me había dado cuenta que quedaba mi jefa en su despacho, cuando la veo que sale andando con un ligero contoneo hacia mi mesa. Nada raro pues era lo que hacía habitualmente. Yo la miro como diciendo, a ver que se nos ha olvidado y con cara un poco perpleja. Yo pensaba que no quedaba nadie en la oficina.
Al llegar a mi mesa, se sienta en el lateral con las piernas ligeramente abiertas mirándome. Yo la miraba desde mi silla con total sorpresa, no pude evitar mirarle el canalillo que ese día vino con el escote bien abierto. Y me dice: -Los demás se han ido... ¿Que? ¿nos vamos a casa o que hacemos?
-Pues no estaría mal, ya está bien de trabajo por hoy ¿No?
No se por qué en este punto se me fue la mano a su pierna y mientras la tocaba le dije
- ¿Qué otra alternativa tenemos?
De repente se empezó a poner completamente roja, yo incluso notaba como le temblaba un poco la pierna, como si no se esperase que la fuese a tocar. Sin mediar palabra subió la pierna y me puso la bota con tacón en el pecho. Empujándome hacia atrás con la silla rodando ligeramente hasta que hizo hueco. Yo pensaba que la había cagado, el corazón me iba a mil. Pero la veo que baja de la mesa y se agacha delante de mí, me abrió las piernas y me quitó el pantalón a una velocidad que casi ni me doy cuenta. En aquel momento llevaba un pantalón de chándal porque estaba acostumbrado a ir en bici a la oficina, no me apetecía ir con vaqueros.
-Veamos lo que llevas encima, llevo meses esperando un momento como este.- Dijo mientras lo hacía.
Ella solo se fijaba en mi paquete y sin darme cuenta ya sin preocupaciones empezó a crecer mi miembro en su interior. Con los calzoncillos casi desbordados. Me los quita poco a poco dejando asomar mi miembro. No es especialmente larga, pero si es tremendamente gruesa. Yo no tenía mucha más referencia que el porno que había visto y en principio estaba en grosor compitiendo con la mayoría de actores porno.
-Uff, no me esperaba esto.- Se relamía.
Empezó a comérmela sin parar, como si no hubiese follado en años. Yo estaba impresionado encima era mi primera vez, me estaba desvirgando mi jefa. Que estaba tremenda.
Siempre me ha costado mucho terminar, lo lógico hubiese sido que me hubiese corrido nada más tocarme por aquello de ser virgen, pero nada por el estilo... aquello cada vez estaba mas duro y mi jefa cada vez más caliente. Al final al ver que no conseguía lo que quería, se empezó a quitar la ropa.
Empecé a ver el cuerpazo que ocultaba tras la ropa, totalmente domado por el gimnasio, eso sí que me puso a tope. Cuando me quise dar cuenta ya estaba intentando meterse mi miembro. "Intentando" porque aquello tenía un grosor importante, y mira que ella estaba bien mojada, pero eso no entraba.
Tras unas cuantas intentonas comenzó a entrar. Y joder como chillaba, jadeaba y se relamía mientras empujaba hacia abajo. Y eso que aun no había entrado entera. Al final lo logró y empezó a moverse de arriba a abajo disfrutando del placer que le producía.
Probamos varias posturas, yo ni me creía todo lo que estábamos haciendo. Mi jefa gemía tanto y se notaba que realmente lo estaba disfrutando, que no pude contenerme. Sin darme cuenta ella notó que yo estaba a punto de correrme y paró, casi me muero en ese momento pensando que iba a parar cuando en el mismo instante se giró y empezó a comérmela.
De arriba a abajo, sin perder ni un segundo ni descuidando ni un milímetro de mi miembro. Seguía metiéndosela en la boca, lamiendo chupando... Cuando estoy a punto mi jefa vuelve a parar y me empieza a tocar ligeramente con la mano y sin hacer nada más que eso no pude aguantar y mis fluidos salieron salpicándole toda la cara y el cuerpo. Hablamos de alguien que no lo había hecho nunca, la cantidad que salió era absolutamente descomunal más de seis chorros.
La cabrona ni siquiera se limpia, está lamiendo mis fluidos y va y me dice que me ve el lunes, que espera que le entregue el proyecto terminado.
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