Razonablemente indulgente

RAZONABLEMENTE INDULGENTE

Cuando con sereno ánimo, el hombre,
en sus ropas de nieve anuncia, el vuelo,
de vivos sueños al mundo aterciopela,
en una breve arenga al aire exhausto.

Presto y precavido,
diligente y cuidadoso.

Del cielo el oro bajo el humo, cultiva,
de plata y de montañas, el horizonte,
por vez primera al verse, atemperado,
del dolor al que despide, cada olvido.

Con aplomo y cauteloso,
con sensatez y prudencia.

De la consolación el tiempo es bálsamo,
de un día lágrimas y fiebres las noches,
del pasado el fuego hace ceniza y acero,
del viento a los cristales puros del alma.

Recatada madurez amable,
esmerada vivacidad atenta.

De dulzuras yertas los recuerdos viven,
por la verde espina que al fuego bebe,
de madrugada serena la voz desnuda,
por la hierba del futuro perfumada.

Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez