ZANGOLOTEO ZALAMERO
Moría desnuda la tarde desviada,
encubierta encorvada enfadada,
reflejada en sus pupilas llevando,
lejanas leyendas lívidas lóbregas,
de los blancos elefantes la visión,
abstrusa arriscada ala abundante.
De la torre el corazón enfermo,
disimula disipando dispendioso,
débil el trofeo para tanto poder,
mendaz medroso mono melifluo,
abriendo al infinito implorando,
vil vacilante valentía vapuleado.
De agradecer cansada la fuente,
al agua aturde audaz avisando,
del impulso la altura amansando,
bribones barbilindos borrascosos,
en la blancura dura caricia furtiva,
galopante galimatías garantizado.
En la carne sombras voluptuosas,
sobornan sondeando solitarias,
de la frente la curva prematura,
hacendoso hechizo hilarante,
del glacial cuidado la espada,
rebosa raídas razones reacia.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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