La situación cap 3

Por
Enviado el , clasificado en Adultos / eróticos
1819 visitas

Marcar como relato favorito

La situación cap 3,"mujer peligrosa". 

 

Luego de encontrarse a fuera de su hogar, del hogar de ella, sin medir más palabras en ese momento se subió a la moto y decidieron partir.

Hablaron mientras el manejaba e hicieron algunas bromas de la tardanza y de que podría llegar tarde a su sitio de estudio, todo parecía muy normal pero dentro de él era otra vuelta, otro mundo.

Procuraba poner atención al conducir, pero no podía evitar sentirla a ella mientras manejaba, sentir como sus brazos se apoderaban de su cuerpo mientras lo abrazaba fuertemente probablemente con la excusa de seguridad.

Los brazos de ellas rodeaban su abdomen mientras avanzaban a través de la ciudad, pasando calles y semáforos mientras sentía que en cualquier momento podría ella darse cuenta de la presión de él, de su voz suave y sus pocas palabras por los nervios y esa boca seca que le causaba pensar en lo que pasaría más tarde ese día.

Vamos cálmate, ya todo está planeado, todo está listo y todo saldrá bien, se decía varias veces para intentar calmarse pensando en que ella podría arrepentirse en cualquier momento, pero esos abrazos y apretones de sus manos pequeñas y delicadas le ofrecían seguridad de continuar con todo.

Al fin llegaron al punto de estudio, todo iba como se había planeado, él iría a su clase de la mañana como cada día lo hacía, saldría a casa y la recogería a ella nuevamente en la tarde para partir por el camino hacia el éxtasis.

Caminaron un poco rápido desde el parqueadero pues ya era tarde para la clase de el.

Nunca el camino al aula de clase se sintió tan lejos, solo podía observarla de re ojo como caminaba a su lado, ella estaba vestida tan casual, como si no fuera un día diferente mientras él trató de verse un poco menos peor para ella, pero así eran las cosas.

Ella tan linda y llamativa a su manera, lo hermoso de lo simple, lo lindo de lo sencillo, así era ella.

Por fin llegaron al salón donde él tenía clases, se despidieron nuevamente como si nada pasara, quedaron de escribirse para seguir atentos al plan.

Mientras tanto él estaba en clase, justo esa mañana tuvo un pequeño examen el cual no pudo resolver apropiadamente, eran esas fórmulas matemáticas, algunas integrales y derivadas, pero él no tenía tiempo para eso pues sólo podía pensar en la matemática de la carne, en la fórmula para hacerla disfrutar y en la integral indefinida del deseo.

Luego de realizar su examen y continuar la clase hablaron un poco por chat de a dónde irían, a qué lugar tenía el planeado, pues todo estaba en sus manos, tanta presión dentro de una persona pensando el lugar idóneo y perfecto para cometer pecado.

Al fin terminó la clase y el procedió a ir a casa, a un faltaban algunas horas para verse así que podría seguir alistándose mentalmente mientras esperaba que ella le diera la señal para pasar por ella.

Recuerdo que ella le había dicho que tenía entreno, y eso lo mataba un poco más por dentro, ahora que la recoja seguro estará sudada, su ropa se impregnara de su aroma peculiar y eso lo enloquecía, pensar en esa figura, esa silueta de ella, esas piernas fornidas y ese abdomen plano y cadera delgada pidiendo que la aprieten a gritos, todo su cuerpo lleno de sudor!, diablos!. 

Solo el traer ese tipo de imágenes a su cabeza le hacía pensar cada vez más en ese momento donde no habría sudor de entreno ni mucho menos, pero si posiblemente de culminación, caricias, apretones, y movimientos constantes probando ese cuerpo que se permitió abrir a un tipo que se ganó un poco del ansia de ella hacia él.

Rin.. Notificación de chat, puedes pasar por mí.

Llego el momento, estaba allí aún acostado en cama fantaseando, se levantó rápidamente, se vistió pensando qué diablos, me iré así y me bañare en el sitio, seguro ella entrará en la ducha y podremos lavarnos juntos.

Decía ello mientras venía a su mente la imagen de su cuerpo desnudo, frotándolo con jabón, limpiando cada parte del cuerpo de ella, a un que realmente no habría mucho que limpiar, pues quería tenerla así, así justo como es ella, así sudada, llena de su aroma, de su encanto.

Pronto logró arrancar nuevamente al último punto de encuentro con ella, el último punto antes de salir al sitio acordado, condujo rápidamente y terminó justo enfrente de al otro lado de la calle de donde se encontraba.

Ahí estaba ella y nuevamente su corazón aceleró, ¿realmente lo hizo? O ¿verdaderamente se detuvo?, ya sus emociones y sensaciones no tenían explicación.

Él le ofreció el casco mientras ella se subía nuevamente al vehículo, lo apretó fuertemente y arrancaron a su última parada.


¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales

Denunciar relato

Comentarios

COMENTAR

(No se hará publico)
Seguridad:
Indica el resultado correcto

Por favor, se respetuoso con tus comentarios, no insultes ni agravies.

Buscador

ElevoPress - Servicio de mantenimiento WordPress Zapatos para bebés, niños y niñas con grandes descuentos

Síguenos en:

Facebook Twitter RSS feed