Iremos nuevamente
hacia ese umbral
que nos invitará
al hogar soñado.
Estaremos juntos,
henchidos de paz,
de sentido idealista,
de aire juvenil.
Juraremos
con humildad
ese excelente lleno
que nos gana en opciones.
Pretenderemos
y conseguiremos ser
entre voluntades y memoria
sin cordura.
Hemos de resolver ahora
incógnitas y superar
miedos y reservas
con gratitud
y pensamientos múltiples.
Comuniquemos, pues,
con el escenario de la vida
brindando lo mejor que tengamos.
No vayamos con prisa
ni tampoco paremos agobiados
para repasar y resbalar.
Hemos de tomar nota
de errores y tropiezos,
pero como avisos,
y no como obsesiones
que entorpezcan.
El sentido al todo
se lo brindamos nosotros,
y somos nosotros en verdad
los que hemos de ostentar
la base para poner altura
a cuanto amamos.
Usemos el corazón
para dar con los dioses.
Seamos conscientes
de lo que podemos realizar
y hallar entre diversiones
en el escenario de la historia.
Movamos las fichas
de la esperanza y la bondad
para ganar emociones genuinas.
Hay una gran y dinámica apuesta,
que momentáneamente podemos perder.
Al final, que no nos quepa duda,
conseguiremos la calma y la alegría,
y, por extensión, la dicha.
Juan TOMÁS FRUTOS.
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