De camino a ti

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(Escuchar: Ride it- Regard. Modo repeat)

No te me vas de la cabeza. Desde la última vez que nos vimos, no he parado de desear repetir encuentro. He recibido un mensaje tuyo comunicándome que llegas el viernes, mañana. A otra ciudad. Por trabajo y te quedarás el fin de semana.

Con el corazón acelerado, empiezo a pensar en el equipaje y en los temas a cerrar antes de irme a tu encuentro. Las pulsaciones se disparan e intento controlar mi respiración. Preparo mi equipaje.

El día amanece soleado, desayuno tranquilamente y me meto en la ducha. Sí, inevitable no pensar en ti. Y como un autómata, mis manos se dirigen solas a donde quieren, mi mente no me obedece, mi piel te desea, mis piernas se abren, mi cuerpo empieza a desearte. Echo mi cuello hacia atrás para que el agua inunde todos mis rincones y se lleve todo ese deseo. 

He decidido ir en el descapotable. Hará bueno este “finde”.

Llevo puesta la camisa blanca que me dejaste. Aún mantiene tu olor.

Me pongo en ruta.

Mientras recorro kilómetros, mi mente traviesa no para de jugar conmigo. Maliciosamente, me lanza a modo de boomerang imágenes nuestras. Follando. Amándonos y dejándonos llevar por la lujuria. Apareces a medio vestir. Camisa abierta, unos botones. Insinuando un pectoral bien formado.

Los boxes blancos enmarcan unas piernas potentes, fuertes. Otra imagen. Yo sentada en el borde de la cama. Llevo una camiseta de tirantes y unas braguitas negras. Mis manos apoyadas, hacen que me incline un poco hacia atrás. Te observo acercarte. Tus ojos lo dicen todo. “Te deseo aquí y ahora”. Te recibo encantada y deseosa de que hagas conmigo cuanto desees. Hoy, soy tuya.

La música del coche me hace compañía. Alivia la distancia y tiempo restante. Melena suelta bajo un pañuelo, gafas de sol, saco la mano de vez en cuando y juego con el viento. El sol templa mi cuerpo. El viento da sensación de libertad y el hecho de ir viajando a nuestro encuentro, hace que la experiencia me acaricie lentamente. Me bese y quiera pisar el acelerador. Como mano del destino, nuestra canción empieza. Mi cuerpo se estremece. No puede ser. Quedan un par de horas para llegar y poder esperarte en el hotel pero no, no estoy dispuesta a esperar. Mi cuerpo estalla y lo debo escuchar. 

Aminoro la marcha. Intento calmar mis palpitaciones sexuales. Busco la canción en mi teléfono y pongo modo repeat. Sonrío. Veo a escasos metros una salida a una vía de servicio paralela a la carretera. Campo. Sólo se ve campo. Aquí. Sin duda.

Aparco y paro el coche. Subo el volumen. Y ahí, estamos los tres. Tú, la canción y yo. Ni corta ni perezosa, echo mi asiento hacia atrás. Dejo espacio para estar cómoda y sin dudarlo, me desabrocho tu camisa. La huelo. Meto mi mano y acaricio lentamente mi pecho. Noto cómo se endurece mi pezón. La otra mano, más impaciente, me sube la falda y baja, despacio, el tanga. Las dos ocupadas en sus tareas, despiertan aún más mi deseo. Subo las piernas. Una apoyada en la puerta, con la ventana bajada. La otra, la coloco en el salpicadero. Abierta para ti, para mí...para el placer que no quiere ser ignorado. 

Mis pechos acariciados se endurecen. Los masajeo en círculos, pequeños. Noto mi excitación palpitando. Abro mi boca para soltar gemidos ahogados. Mi otra mano se está encargando de que mi clítoris crezca. Que palpite fuertemente. Que se hinche para dejar claro, que todo va bien. Muy bien.

Cierro los ojos porque, la brisa hace que tu olor desprendido de la camisa, parezca que estás ahí. Son tus manos las que me masturban. Son tus manos las que acarician y presionan mis pezones. Son tus dedos los que se adentran en mi cueva excitada. Los que están llevándome al clímax. 

Tienes tres dedos dentro. El corazón, toca mi pared del vientre. “Mmmmmmm...siiiiii......”. Lo haces un rato pues sabes que me vuelve loca. Mientras te entretienes en darme placer, tu otra mano ya está encargándose delicadamente de mi clítoris. Empieza a crecer para ti...

Tu conocimiento sobre mi cuerpo hace que sepas exactamente lo que quiero y deseo en cada momento. Mantienes el mismo ritmo de las dos manos, haciendo que mis piernas empiecen a convulsionar(?). Las empujo instintivamente. Las tenso pues está cerca. No pares. No pares. Y como dice la canción...”Ride it. Ride it”. Llévame, llévame a morir de placer. Alarga este orgasmo todo lo que puedas. Y lo haces.

Relajada, disfruto de la parada forzada en la vía de servicio. 


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