la situacion cap 4-2

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Sin parar de mirarla a los ojos buscaba sin mucha discreción la contraseña de su sostén mientras ella sonreía viendo su enredo ante ese intento, diciendo unas palabras tan sencillas pero excitantes en el momento que eran algo como "vamos tú puedes" sin parar de sonreír ni un segundo.

Cuando por fin logró deshacerse de su sostén quedo al descubierto algo magnífico. Que hipnotizante par, a pesar de que no eran como lo tachan el usual estándar de una chica perfecta pues sus pechos no eran de grandes dimensiones, estaban allí serenos esperando a ser besados.

 Él al tener esa espléndida escena ante sí, humedeció un poco más sus labios y dejó caerlos sobre sus pechos, ¡que delicia! era pasar su lengua por cada uno de ellos, alrededor de su aureola mientras con sus manos lograba apretarlos un poco a la vez en una perfecta combinación de su lengua y sus brazos.

Miró un poco de re ojo su expresión y vio que ella lo observaba fijamente, mientras lo hacía con una cara de complicidad y un pequeño asentir para que continuará.

Ahora era momento de ir un poco más lejos, para ello empezó a quitar los botones de su jean que lo separaban de su zona baja, ya que estaban un poco ajustados ella no dudo en acudir a su ayuda para poder quitarlos y yéndose así con una pequeña licra negra que tenía debajo de él, quedando al descubierto su ropa interior rosa a la vista.

Pareciese redundante seguir pensándolo, pero es que así era cada parte de ella, cada que él conocía otro rincón de ella no podía hacer otra cosa que impresionarse y quedar pasmado ante tanta belleza.

El siguió jugando con sus manos intercalando un poco los besos entre sus pechos y su boca, como hubiera deseado tener más labios para no dejar parte sin besar pensaba el, mientras atrevidamente con una de sus manos empezó a tocar en su ropa interior buscando lo que estaba debajo de ella.

En un segundo de impulso decidió quitarlo y oh que sorpresa, ahí estaba el manjar que tanto deseaba en ese mismo instante, esa sed que tenía de poder probar al menos un poco de sus jugos, mientras jugaba con sus dedos sintiendo como se humedecían un poco.

Él tomó el camino largo a aquel lugar iniciando por su boca, bajando por su cuello, pasando por sus pechos, visitando su ombligo y haciendo una pequeña parada en su monte de venus para poder observar perfectamente tal grandeza mientras descendía.

Se preparó nuevamente humedeciendo sus labios, y empezó a besar desde el inicio sus otros labios ocultos intentando hacer un poco lo mismo que con los de su rostro, jugando con su lengua y moviéndola despacio mientras miraba nuevamente de re ojo su expresión celestial al sentir un poco de placer.

Que manjar, que ambrosía... Sus jugos brotaban un poco más y podía sentirlos humedeciendo desde su mentón hasta su nariz, quería llenarse por completo de ellos, seguir probando y consumiendo cada gota de ella, de su elixir.

Subió un momento a seguir besando sus pechos tratando de no dejar ningún lugar descuidado y ella sin mediarlo y aun él teniendo en sus labios el sabor de su elixir, lo tomo de la cabeza y lo beso apasionadamente como diciendo todo esto es mío, todo esto que sale y escurre de mí, proviene y puede volver a mí en tus propios labios, mientras seguían besándose apasionadamente justo luego de haber probado su manjar más abajo de lo que se observaba desde su monte de venus.

Él no podía aguantar más, tenía una fuerte erección en sus pantaloneta y quería introducir su miembro en ella para empezar a bailar juntos en ese movimiento venerable entre dos cuerpos.

Se dio vuelta y tomó uno de los condones que trajo y se sentó al borde de la cama para ponérselo rápidamente procurando no perder el hilo de la situación mientras ella se abalanzaba a besar su cuello durante tal proceso.

Estaba listo, él se dio la vuelta y la recostó sobre la cama boca arriba, apuntó su miembro a su entrada y ella con su mano le indicaba un poco para no perderse.

Ya estaba ahí, su miembro ante ella erecto y duró mientras intercambiaban algunas miradas entre sus partes y sus ojos.

Sucedió rápidamente entre la excitación del momento, ya estaba dentro de ella y todo eran colores, sonidos y emociones fuertes, sentir como el calor de ella le abrazaba y apretaba en cada movimiento, cada entrada, cada ensartada de él hacia ella, mientras continuaba besando un poco sus pechos y labios.

Que fabuloso baile, y aún más perfecto al compartirlo contigo pensaba, mientras aún no creía como y cuando habían llegado a ese momento, el baile duró así varios minutos mientras él estaba encima de ella, estaba ahí y no estaba a la vez pues el estar dentro de ella era transportarse a otros mundos, era desdoblarse y ver como su esencia crecía ante tanto goce.

Él se tomó un momento e increíblemente salió por un instante de ella, pues es así, somos solo dos cuerpos humanos sudados que pueden cansarse a pesar de estar en el auge del momento.

Ella no dio reparo a su sed de pasión y se dio la vuelta dejando totalmente a la vista esa gran retaguardia que tenía, esa cola, ese trasero, esas nalgas que formaban una linda pica como el símbolo de las cartas de póker o una manzana dibujada a la perfección en el papel.

Se puso sobre sus rodillas y brazos y miró hacia tras dónde él, aprobando nuevamente con su mirada lo que estaba pasando y deseando que siguiera.

El cambio su condón rápidamente pues había agotado un poco de su propio elixir ante la excitación anterior, pero el ver esa figura ahí postrada llamándolo lo único que hacía era apoyar la idea de continuar como quería continuar sin parar, sin mirar atrás, sin pensar en nada más.

Él se arrodilló sobre la cama quedando con ella en frente en esa posición y nuevamente ella lo guio sólo un poco, se encontraba de nuevo en el juego, reiteradamente empezó esa danza de dioses entre los dos.

Tomaba sus caderas atrayéndolas hacia él tratando de llegar un poco más profundo, que espectacular escena digna de acompañar la descripción de morbo, pasión y perversión.

Nuevamente se encontraban ambos entrelazados mientras el continuaba entrando y saliendo de ella, sintiendo como era por un pequeño momento ser uno solo.

Pero nuevamente caemos en cuenta que sólo éramos un par de bolsas de carne que tienen un límite pues un mortal no podría resistirse fácilmente ante esos encantos y movimientos sensuales de su cuerpo, un don sobrenatural del cuerpo de ella encapsulado en ese magnífico cuerpo cubierto de esa sedosa piel.

Él se alejó por un instante de ella como diciendo que era suficiente a pesar de que en su mente no quería que ese momento acabará, pues son emociones y a pesar de todo era claro que no estaban por completo ambos ahí.


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