Antes ya del sol nacer
unzo los bueyes al yugo viejo,
y hablo al tiempo del arado disponer
como si lo hiciese ante el espejo.
En la finca aro profundo
buscando el cotidiano sustento,
suda el cuerpo, gira el mundo,
y los surcos se van abriendo.
Ya no hay esperanza,
dura es la vida que voy perdiendo,
aún así sigo en la labranza
que tengo tan solo en arriendo,
como esta existencia miserable
que a ciegas voy vertiendo
hasta que el fin , con su sable,
corte el hilo del que pendo, y encuentre de una vez la calma,
para la que tanto mérito estoy haciendo.
Porque me dominan, atado me veo,
sin remedio abocado
a no ser, ni el reflejo,
a nacer preso y morir amansado,
crecer con hambre y hartarme de trabajo,
levantarme dolorido y acostarme agotado....
Fue así siempre, no es nuevo,
el amo sobre todo manda,
y yo perteneciente al pueblo
obedezco sin rechistar,
si me riñe no me muevo
pues si lo hago, me ha de pesar.
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