Animalario III

Animal verde, segunda piel tafetán, tono olivo. Avanzas sobre los múltiples ángulos del piso.

Reposas tu cabeza sobre las extremidades superiores que te intercambias por las alas. Y entonces palabras animales, galopantes.

Mi animal amada, fiera de galería. Innata. Falta algo de carnívoro en tu mirada.

¿Estás bien o te han herido? –pregunto yo.

Sonrisa dudosa.

Sorbo, humo. Figura caprichosa.

Son nuestros adentros –dices-  ahora en la parte más mundana. Sin Tlalocan, Paraíso, Edén o Valhalla. Es el animal en casa.

Animal agazapado, desahuciado. Silencio. Presentimiento.

Hoy no oprimiremos el botón de pánico ¡mírame, por favor! ¡Es serio! –Animales lágrimas, Acuario imperfecto.

¡Es el animal en casa! –confirmas. Rabia disimulada. Huracán - Lo sabe. Lo ha notado. Fue en mi actitud, dijo que veía algo extraño.

¿Y ahora? –Digo. Yo, animal patético.

Ahora quedaremos desnudos, sin nosotros, sin ser uno dos, dos y uno con el viento. Precarios. Nos sobreviviremos.

Animal lamento, justo aquí, en este momento. Desastre. Acechante trampa del destino.

Jaguar bajo la lluvia. Animal tormenta. Rímel ligeramente corrido.

Migraremos –te digo- préstame tu ánima, yo la mía. Animal alado, no anónimo, amado. Sí seremos uno con el viento. En mi piel impregnada te llevo. Olor de animal montuno, también esencia felina de reserva.

                No. -Animal negación, certero- tal vez en otra vida. Otros tiempos. Ahora no. Animal amado, te dejo libre para serlo.

Animal beso último. Despedida. Al fondo aullido de animal instrumento. Animal caricia en la mejilla.

Tal vez en otra vida. Otros tiempos. Ahora no. Animal amada, te dejo libre para serlo.

Das media vuelta con la gracia del quetzal en movimiento. Eres quetzal verde, segunda piel tafetán, pero en tono olivo. Y avanzas sobre los múltiples ángulos del piso.

Así acabamos.