Bolas chinas. I

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Como en muchas otras ocasiones hoy también he quedado en recogerte a la puerta de tu trabajo. Paro con el coche a pocos pasos de tu edificio y ya veo que estás de pie en la acera esperándome. Te tengo casi delante de mí contemplándote con tu traje de ejecutiva. Con la blusa blanca de seda y la falda de lápiz ajustada negra acentuando tus generosas curvas. Zapatos stiletto también negros y labios y uñas rojos. No me ves.

Sé que debajo llevas un conjunto de tanga y sostén de encaje negro con unos pequeños detalles en granate. Imagino el liguero a juego sosteniendo las medias a medio muslo. Te pedí que te vistieras así sabiendo que ese conjunto te queda precioso. Y tal y como acordamos hoy has de llevar unas bolas chinas que te regalé metidas en tu vagina, que llevan vibrador. Yo tengo el mando a distancia que las gobierna. Lo acciono y lo empiezas a sentir. Lo aprecio en tu cara. Veo una pequeña mueca de un suspiro en tus labios. La suave vibración provoca que te muevas… Ahora sabes que no estoy dejos de ti. Miras alrededor buscando mi coche con la mirada y no lo ves, ya que el coche que hay estacionado delante del mío me oculta.
Veo cómo te mueves para intentar disimular las sensaciones que te provoco con el mando. Me gusta jugar contigo. Subo la intensidad y veo como juntas tus piernas. Eso es señal de que las bolas hacen su cometido y están vibrando dentro de ti.
Arranco el coche y paro justo delante de ti.

-Hola. ¿Subes guapa?

-¿Serás cabronazo? Porque lo has accionado aquí en medio. - Me dices según te subes al coche. En cuanto te sientas coges mi corbata y tirando de ella hacia ti me plantas un besazo en la boca.

-¿Y si lo llego a accionar cuando estás en tu trabajo? ¿Qué habría pasado?

-No serias capaz.

-Ya sabes que me gusta arriesgar. Habría subido a tu planta y habría jugado un poco. Tenlo por seguro. Ja ja ja

-Anda arranca de una vez.

Pongo rumbo hacia mi piso. Durante el camino las vibraciones juegan dentro de tu vagina, y te vas removiendo en el asiento.

-Para ya con eso. Vas a hacer que me corra aquí mismo.

-Jajaja. -Se me escapa la risa. -Si tranquila ya lo dejo.

- Mmm… veo que te alegras de verme. – Me dices palpando entre mis piernas mi duro miembro.

-Ya sabes que me excita jugar contigo nena.

Llegamos, aparco y bajamos los dos del coche sin perder tiempo. En el ascensor vuelves a besarme apretándome contra el espejo. Me metes la lengua buscando la mía para jugar con ella. Mis manos se van a tus redondos y generosos pechos, y los acaricio. Sé que la situación y las bolas te dan mucho morbo. Eso me gusta.

Salimos y al entrar en el piso soy yo el que te atrapa esta vez contra la puerta ya cerrada.

-Quiero disfrutar de ti. De tu cuerpo. -Te digo al oído.

Te hago dar la vuelta. Pongo tus manos sobre la puerta.

-Quieta. Espera un segundo.

Según lo que tenía planeado cojo un pañuelo que tenía preparado y dejándote hacer vendo tus ojos.

-Mia nena. Eres toda mía. Mmm… Tenerte con los ojos vendados me calienta más aún. Mira como me tienes. – Te lo digo susurrando a tu oído y rozando contra tu culo el duro bulto que tengo entre mis piernas en estos momentos. A la vez mis manos se posan en tu cadera y sobre tu pecho. Acaricio tu seno y tu muslo muy despacio pero con firmeza apretando mi cuerpo sobre el tuyo. Beso tu cuello a la vez que aspiro tu perfume.

-Mia.

Te doy la vuelta de nuevo. Te cojo de las manos.

-Ven preciosa. -Te digo llevándote al centro del salón. Te dejo allí en medio, pongo la música que tanto te gusta de Sade y me siento en el sofá para contemplarte.

-Estas tremendamente atractiva con ese traje. Me gusta como esa falda marca tus curvas e insinúa tus caderas.

Subo la intensidad del mando. Tu cuerpo reacciona y te da un ligero temblor.

-Desnúdate para mi. -Te pido mientras me quito mi americana para estar más cómodo.

-Despacio.- Y lo vas haciendo. Te quitas la chaqueta. Desabrochas los botones de tu blusa. Aparecen tus pechos que tanto deseo. Recogidos en el fino encaje negro con esas pequeñas marcas en granate.

-Estas sexy así. Muy sexy con ese conjunto de lencería. Mmm… ¿Te lo he dicho alguna vez?

-Si. Más de una. Jajaja

Me levanto y beso tus pezones por encima de la fina tela. A la vez que amaso tus tetas. Se endurecen bajo mis labios. Los muerdo. Gimes.

-Sigue nena. Fuera esa falda. Quítatela...


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